lunes, 28 de septiembre de 2009

Espera en El y El hará



En el capítulo 19 de 2º. Crónicas habla del Rey de Judá, Josafat, de cómo su corazón íntegro y dispuesto para adorar a Dios, le permitió gobernar y guiar a sus líderes en justicia y paz para el pueblo de Judá; así como tener la autoridad para quitar las imágenes de Asera de aquella tierra donde reinaría.

Sin amargo en el capítulo 20 leemos como hubo un momento en el que el temor invadió el corazón de Josafat ante la noticia que los pueblos cercanos con los que nunca había tenido pleito ahora se levantaban y venían en contra de él.

Afligido, confundido, temeroso corrió y postrándose humilló su rostro delante de Jehová para consultarle. Pregonó ayuno a todo Judá y luego se puso de pie y frente a la asamblea de Judá empezó a declarar a toda voz los atributos y maravillas de su Dios, de todo lo que de El y en El creía y confiadamente y públicamente le dice a Dios:

¡Oh Dios Nuestro!¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerzas contra la grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, pero nuestra confianza está puesta en ti.

Cuántos corazones se sienten como el de Josafat porque estas sufriendo la opresión de los enemigos por todos lados, sintiendo un caos en tu vida, todo lo ves desordenado, las tinieblas te invaden y no te permiten ver la salida y no sabes que hacer.

Has buscado el rostro y la voz del Señor sin encontrar respuesta; mas el Señor que está contigo hoy te dice: No temas, ni te amedrentes delante de esta multitud, porque no es vuestra la guerra sino de Dios. No habrá para qué pelear vosotros este caso, paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros.

El Señor tiene la estrategia para vencer a nuestros enemigos; sus planes de maldad se volverán contra ellos y serán confundidos. Hoy como Josafat, demos adoración y alabanza a Dios por la victoria que nos ha dado ya y por la honra que recibiremos frente al adversario porque todos verán que no somos avergonzados los que hemos confiado en Jesús. Amen.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Las recompensas para el vencedor


Indudablemente el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo es para valientes y vencedores. El mismo Jesucristo nos ha dado el mayor ejemplo padeciendo hasta la muerte en la cruz para cumplir con el propósito de Su venida a la tierra; rescatar lo que se había perdido; todo por amor.
Habiendo padecido todo, el es grande en misericordia para no darnos una prueba que no podamos soportar. El nos conoce y nos llevará paso a paso para vencer las pruebas y tribulaciones que se nos presenten, que por difíciles que sean, nunca se compararán a lo que El padeció.
Cuando leemos las escrituras, en Apocalipsis 2 encontramos los mensajes de Dios, El Ángel de la Iglesia, a Su Iglesia y podemos notar que en todo momento el dice: “Al que Venciere” y luego presenta sus hermosas promesas que como recompensa tiene al que venciere. Por supuesto sus promesas son para levantar nuestro corazón con esperanza pero hoy nos detendremos a reflexionar sobre lo que el Ángel de la Iglesia, le dice a la Iglesia de Efeso en Apocalipsis 2.7.
Muchas veces hemos declarado, hemos oído como Jesucristo, a través de su sacrificio nos vuelve a la eternidad, a la inmortalidad que habíamos perdido y en la promesa que encontramos en el verso 7 pues nos dice que al vencedor y quien llegue hasta el final le dará el derecho de comer del árbol de la vida que está en el Paraíso.
Algunas versiones todavía son más específicas y dicen que mes con mes comeremos del árbol de la vida, fuente de vida; lo que quiere decir que somos eternos, inmortales, si y solo si Jesucristo el árbol de la vida, está en nosotros desde ahora, de tal manera que cuando muramos y seamos transformados, nuestra eternidad, dependerá siempre del que nos salvó de la muerte eterna y de las tinieblas aquí en la tierra; Jesucristo Nuestro Señor.
Comeremos, nos alimentaremos y sustentaremos de su inmortalidad y nunca más tendremos sed ni hambre.
Con razón dicen las Escrituras que allá no habrá ni tristeza ni dolor, ni el sol dará su luz, ni la luna su esplendor pues entonces Jesús el Rey de Gloria para siempre nos alumbrará.

El testimonio del cristiano

Desde que Jesucristo llega a nuestras vidas, parte de las enseñanzas de los mensajes que recibimos es Guardar nuestro testimonio.

Esto se convierte en un anhelo para el cristiano y a la vez un conflicto porque constantemente el hijo de Dios es señalado, acusado por hermanos, no digamos por pecadores que deseando abusar de los cristianos lo primero que te recuerdan es el testimonio que ellos desean ver y que por supuesto sea a su favor. Resulta pues muy difícil complacer al mundo pues siempre se esforzarán por ver nuestros pies de barro.

Recuerdo una porción de la Biblia que nos muestra cómo es que muchos no les interesa el buen testimonio de los hijos líderes del Señor; lo ignoran o lo juzgan para justificar su incredulidad en Dios.

En Lucas 16: 27-31 aparece parte de la historia del rico y Lázaro donde el rico le ruega a Abraham envíe a Lázaro a dar testimonio a su familia para que no sufrieran en el infierno como él lo que por incrédulo padecía.

Claramente Abraham le responde acerca del testimonio de Moisés y los profetas que vivían entre ellos y lo difícil que resultaba que esos testimonios ayudaran a la incredulidad de aquel pueblo y que no había manera de persuadirlos.

Acaso no la murmuración del pueblo hebreo en contra de Moisés hizo que se quedaran tirados en medio del desierto a pesar de ver el respaldo y maravillas con las que Dios ayudaba a Moisés.

El testimonio de Moisés de su relación con Dios no era suficiente para aquel pueblo, ni aun para sus hermanos en algún momento.

Y qué del ungido David, siendo conforme al corazón de Dios, su testimonio no fue suficiente para persuadir, para convertir a su rey Saúl, ni a sus hijos, quienes con sus actitudes destruían aquel testimonio.

Pensemos en José, escogido y amado del padre, con un testimonio de soñador que creía a Dios y en Dios, lo que hizo que sus hermanos lo aborrecieran y provocaran tiempos de cautividad y prisión para José, la envidia y maldad de sus hermanos. Sin embargo Dios estaba con él.

Y qué de Aquel que a ellos vino y no le reconocieron, no le recibieron. Aquél Varón que después de curar enfermos, de dar libertad a los cautivos, de quitar vendas a los ciegos y anunciarles ls Buenas Nuevas de Salvación, lo mal informaron, lo insultaron, lo golpearon, lo escupieron, lo crucificaron; con el propósito de destruir el testimonio que de Hijo de Dios tenía.

Entonces, qué hacer ante la sugerencia de guardar nuestro testimonio. Cosa difícil es. Los ciegos no pueden ver, los sordos no pueden oír, a lo malo le dicen bueno y a lo bueno le dicen malo.

Si no han podido ver el testimonio del mismo Cristo de la Gloria para creer en El, cómo podrán ver y creer en nosotros. Si no han podido creer en el hacedor de maravillas, en el Cristo que sana, salva, libera y prospera, qué de nosotros que estamos en proceso de restauración. Entonces lo importante es saber qué cree, qué piensa Cristo de nosotros, porque El es el que levanta nuestra cabeza y nos colma de favores y de honra. Amen.

No estamos solos

Días atrás escuchaba a un gran siervo del Señor que con mucha preocupación, con mucho descontento le preguntaba a los pastores y al los profetas qué estaban haciendo en estos difíciles momentos para alentar a los hijos de Dios que hoy se encuentran tristes, decaídos, confundidos o perplejos ante la maldad de los hombres.

Les preguntaba qué están haciendo para animar, consolar, edificar a esos hijos del Señor que están siendo burlados, avergonzados, porque los endemoniados se han volteado, queriendo destruir de cualquier forma al cristiano y lo que es peor, en ese ejército enfilan hermanos en Cristo. Qué hacen los pastores y líderes cuando hermanos se agrupan y reúnen con impíos en contra de los ungidos de Dios; no importando si es para calumniar, estafar, robar o humillar a aquellos que valen la Sangre de Cristo.

Ahora ya no solo se lucha contra Satanás, los suyos y sus planes de maldad sino contra hermanos que se esfuerzan por lastimar al Cuerpo de Cristo para que heridos rompan su relación con Dios y los dones que han recibido se debiliten, se desquebrajen, se opaquen.

Indiscutiblemente nada nuevo hay debajo del sol dicen las Escrituras en el libro de Eclesiastés porque en Isaías 42.18-22 hace una tremenda llamada de atención a los siervos por la misma situación, un pueblo saqueado y pisoteado, atrapados en cavernas y en cárceles escondidos puestos para despojo y no hay quién los libre dice El Señor: Despojados y no hay quien diga Restituid.

Por tal razón en Isaías 43 El Redentor envía su Palabra para recordarnos que no estamos solos, que aquél que nos salvó no dejará que seamos tocados; hay promesa para aquél que hoy se siente solo, abandonado, señalado, calumniado, amenazado. No temas porque yo te redimí, te puse nombre, mío eres tú dice El Señor.

Cuando pases por las aguas yo estaré contigo y si por los ríos no te anegarás. Cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama arderá en ti porque yo Jehová tu Dios, el Santo de Israel, soy tu Salvador.

Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí, el que contra ti conspirare, delante de ti caerá, dice El Señor. Isaías 54.15

Ninguna arma forjada contra ti prosperará y condenarás toda lengua que se levante contra ti por juicio. Esta es la heredad de los hijos de Jehová y su salvación de mí vendrá dice Jehová. Aleluya.

Un encuentro personal con Dios

Hace algunos días pasé por un momento muy difícil, donde pude sufrir de la corrupción que sufre mi país en las diferentes instituciones de justicia, provocando en mí un asombro del cual voy saliendo gracias a Dios y su Palabra poderosa. Esto me hizo pensar que la justicia en manos de perversos es un mounstro. Pensé entonces en Moisés y en su actitud frente a aquel poderoso pero perverso gobernador del imperio egipcio y de su valor al enfrentarlo, sabiendo que una palabra de ese Faraón era suficiente para que fuera ejecutado. Habrá sentido temor? Porque es de nosotros tener o sentir temor frente a cosas mayores que nosotros.

Qué movió a Moisés a proseguir con el plan de salvación del pueblo hebreo que se le había encomendado el mismo Dios? No fue acaso aquel momento divino en el Monte Horeb, donde tiene su encuentro personal con el mismo Dios Todopoderoso, el Dios invisible, el Gran Yo Soy y su Palabra y sus promesas hacían de Moisés el varón valiente, seguro y confiado que el que lo había escogido no le iba a fallar.

Es que un encuentro personal con Dios produce la fe; porque la fe es la habilidad y la facultad de ver al Dios invisible (Hebreos 4.27). Cómo es posible que Moisés escogiera una vida de rechazos del mundo y dificultades, dándole mayor valor al vituperio de Cristo, que a todas las riquezas que le ofrecía Egipto. Moisés era el próximo Faraón por ser el hijo de la hija del Faraón y sería el dios de Egipto, mas habiendo visto al Dios verdadero, le resultaba imposible seguir en el camino del error y prefirió el vituperio de Cristo y abandonó todo.

Moisés por la fe pudo ver cumplidas las promesas de Dios, los tesoros en el cielo para él que en nada se comparaban con los de Egipto (Hebreos 11.24-26) y dejó el imperio.

Por eso hoy, no te dejes engañar por la adversidad que Faraón pone delante de ti para matar tus sueños y olvidar aquellas promesas que han salido de la misma boca de Dios, porque no ha sido una buena idea tuya sino el mismo pensamiento de Dios para ti, la respuesta del pacto que un día atrás hiciste con el Todopoderoso.

Las mieles de su amor y su Palabra son más fuertes que las dificultades del enemigo y sus compinches, para que prosigamos, pues nada ni nadie podrá cancelar o anular los planes de bienestar que Dios tiene para sus hijos. Aleluya.

Jesucristo es el Salvador

Si alguno de los atributos de Jesucristo llena mi alma de admiración y esperanza es saber que El es mi Salvador.

Aquel día cuando lo invité a que morara en mi corazón algo nuevo sucedió. Salvó mi espíritu, mi ala y mi cuerpo de toda opresión; salva mis pasiones y pensamientos, mis emociones y sentimientos; salva mis relaciones interpersonales, mis debilidades y fortalezas, mis caídas, tropiezos o deslices; salva mis finanzas; es que El es el Salvador. Me Salva de la acechanza del cazador, de la peste del destructor; me salva del calor abrasador y del frío congelador, es que El es mi Salvador.

Cuando equivocada en mi caminar por el mundo, tirado y derrotado dejé mi futuro en manos de los enemigos y malos negocios; allí estaba Jesús para salvarme y proveer todo lo que me hacía Falta. Hoy el está allí a la par tuya.

Si en noches de desvelos, fiestas o algarabías la salud te fue robada hoy Jesús, por sus llagas te ha sanado, es que El es el Salvador de nuestro ser completo.

Si en aquellos que te rodeaban gastaste o malgastaste lo que había en ti, hasta dejar una copa vacía, no temas, allí está el Salvador que llenará tu copa (tu vida) hasta rebosar.

Y cuando te parezca que tu tiempo se ha terminado allí está el Salvador Jesucristo, dispuesto a restituir el tiempo que se comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta. Y el salvador, Jesucristo mi Señor hará de tu templo postrero uno mejor que el primero y restaurará las ruinas que quedaron. Jesucristo en todo tiempo es el Salvador.

La Autoridad

Hace unos días platicaba con una de mis hijas de los problemas, falta de respeto del resto de sus compañeros hacia el jefe; del disgusto que había porque el jefe delegaba su autoridad en un compañero que era conocido como acosador de jovencitas, abusivo y falto de respeto hacia los demás, a pesar de tener una buena preparación académica.

Meditábamos acerca de lo difícil que es tener autoridad, porque lo más difícil es caminar con rectitud o solvencia e integridad.

Eso nos hizo pensar en los diferentes hombres en los que Dios delegó autoridad o bien en aquellos a quienes los hombres la otorgan. Entonces quedó claro que hay dos clases de autoridad: La formal y la moral.

La autoridad formal tiene límites, es dada.

La autoridad moral: es la que tiene poder porque se obtiene, nos la entregan voluntariamente los que nos rodean por las buenas actitudes, es consecuencia de una buena consciencia que es la voz de Dios.

Recordemos que el ser humano se compone de cuerpo, alma y espíritu (muerto o vivificado) donde el cuerpo es la anatomía, fisiología o morfología; El alma son las emociones y sentimientos; el espíritu, la consciencia, intuición, comunión (de mi espíritu con el Espíritu de Dios)

La consciencia es la que nos dice qué está bueno y qué está mal. La consciencia es la voz de Dios, no se puede descuidar, hay que oírla. Por esta razón la consciencia nunca está de nuestra parte sino de parte de Dios.

De no oírla se cauteriza y nos volvemos mentirosos, engañadores, hipócritas (1 Timoteo 4.2; Tito 1.15-16)

La autoridad moral se basa en la ética, unidad e integridad. Estamos equipados por Dios con principios, inteligencia (física, mental, emocional y espiritual y derecho de elección (libre albedrío) Deuteronomio 28.1.

Quiénes somos pues, cuando nadie nos ve o nadie nos oye? Cómo nos acercamos a Dios ¿Sin doble ánimo? O queriendo callar la conciencia?

Preocupémonos más de la consciencia que de la reputación porque la conciencia nos dice quienes somos y la reputación dice que los demás creen de nosotros por nuestros actos.

Los fariseos tuvieron autoridad formal, Jesús autoridad moral. A él sea la Gloria.

La Fe

Hay momentos en la vida que tenemos que vivir circunstancias que nunca imaginamos y que por lo tanto no podemos estar preparados para recibirlas. Sin embargo hay un libro que nos ayudará, nos guiará, nos recordará que no estamos solos: La Biblia. Escrito está que en ella han quedado escrito ejemplos vividos por nuestros antepasados para que nos sirvan. Hoy quiero recordar aquella porción de Lucas 8.43 donde nos habla de una mujer que padeciendo 12 años de flujo de sangre había perdido no solo sus recursos económicos sino su confianza, probablemente su esposo, pues era costumbre considerar inmunda a la mujer en los días menstruales. Pero un día en medio de su tristeza, angustia, depresión, aflicción y soledad vio entre la muchedumbre a aquel varón del que había oído sanaba a los enfermos.

Temerosa y avergonzada se iba acercando al grupo, aún sin saber qué hacer, cómo acercársele si todos sabían su caso. El Señor Jesús cada vez estaba más cerca, qué hacer? Todos lo rodeaban; sería una oportunidad perdida para ella de poder ser sana, lo vio pasar frente a ella y sin ninguna otra posibilidad se lanzó al suelo y logró tocar el borde de su manto. Aquel borde que desató sobre ella la virtud del Salvador de nuestro ser completo.

Jesús se detuvo y preguntó quién lo había tocado de manera diferente, pues todos lo estrujaban. Al ver a la mujer Jesús se sorprende, pero luego le sonríe y le dice: No temas, tu fe te ha salvado, vete en paz.

Al tocar el borde de su manto había recibido la virtud de la fe, pues la fe viene de la fuente que es Jesús. Escrito está. Cristo es el autor y consumador de la fe.

Jesús no solo nos ha dado salvación sino su fe y al dárnosla es nuestra esa fe. El no s sana con sus recursos más no en los nuestros. Romanos 1.17 Llegamos por la fe de cristo y para desarrollar nuestra fe en el proceso de la santificación.

Mas el justo por su fe vivirá. El que ha sido santificado por la fe de Jesús, vivirá. El Señor está en ti, cree en su Palabra y todo será hecho. Nada es imposible para El. Nada.

Si te salvó para vida eterna, de qué no podrá salvarte. Cuando sanó a aquella mujer, la salvó, la sanó de la tristeza y la angustia y la salvó no solo para vida eterna en el cielo sino de la vergüenza, la angustia y el repudio, de la soledad, del temor y de la Pobreza.

Victoria en Cristo

Muchas veces el Señor Jesús nos permite pasar por momentos en los cuales tenemos que pensar, recapacitar, sobre lo que hemos dicho y lo que hemos creído.

Es común escuchar o decir que cree más en Dios pero es muy diferente a creerle a Dios y es que creer su Palabra en medio de una gran batalla es un rato. El favor y el poder de Dios es tan grande que a la mente pequeña del ser humano resulta imposible pero Dios quiere manifestarse a sus hijos con su grandeza y sus planes de bienestar para nosotros.

Dios tiene Palabra y es tan verdadera que ha quedado escrita para que cuando la duda asalte tu corazón corramos a la Biblia y el Espíritu nos lleve a la verdad.

En su testamento, donde apuntó lo que tiene para ti y para mí, planes de bienestar, promesas de bendición, salvación, sanación, liberación y prosperidad. El no va a fallar. Su Palabra en El es sí y amén. No estamos creyendo en un dios muerto, sino en el Dios vivo que nos oye y nos responde. El Dios vivo que se sienta a la par tuya en tu cama, en el sillón, en tu mesa, debajo de aquella sombra del árbol, o entre los surcos para tener un momento de relación y de plática contigo. El no nos mira de lejos, el es el amigo fiel.

En las escrituras está y lo ha dejado para ti y que debemos declarar constantemente pues las tinieblas que están sobre nuestra cabeza para estorbar nuestra vida, se estremecen y huyen cuando hablamos como hijos de Dios, con Su Palabra pues es viva y eficaz y nada ni nadie puede anularla. Los planes de maldad y calamidad de las tinieblas se derrumban y derriban ante el Poder de la Palabra de Nuestro Dios.

Acaso David no derrumbó con la roca a aquella potestad, Goliat, y exhibió su cabeza públicamente destruyendo los decretos contrarios con los que había atormentado y acusado al ejército de Israel.

No hay opresión que no pueda ser destruida con la roca, Jesucristo.

Escrito está que seamos templo y morada del Espíritu de Dios y que donde está el Espíritu de Dios hay libertad y ésta Palabra es suficiente para echar fuera a todo espíritu inmundo que ilegalmente se meta a nuestro cuerpo, enfermándolo, oprimiéndolo, pues no tiene ningún derecho con nuestro cuerpo pues éste ya tiene dueño y mora en él y con la autoridad que Jesucristo nos ha dado, echamos fuera toda tiniebla usurpadora y declaramos libre el templo y morada del Espíritu de Dios, en el nombre de Jesús.

Recibimos la promesa que por su llaga somos sanados y Su Palabra se Cumplirá. Amen.

El no te va a fallar

Muchas veces los hijos de Dios se sienten en medio de un gran desierto y es que han pasado por una serie de situaciones difíciles que les hacen cuestionar quiénes son verdaderamente y es que equivocadamente hemos creído que somos intocables, que no nos pasará nada.

Pareciera que nos cuesta aprender porque está bien en el que es nuevo en la fe que aún desconoce la forma en que el Señor nos promueve al nivel superior se desconcierte, pero el maduro debería recibir con sumo gozo el examen para ascender.

Sin embargo sentimos que el cielo se nos viene encima, que Dios nos ha abandonado o que ya no nos escucha. El alma se llena de temor, angustia, desconcierto y duda.

Dios nos ha dejado un ejemplo muy claro en una mujer que está en el tiempo de dar a luz. Ciertamente días antes, meses han estado en una incertidumbre, (desierto) pensando que será lo que habrá de pasar y de que no es mucho lo que puede hacer para el momento mas que esperar confiadamente.

De lo que sí está segura es lo que espera. Esto la hace caminar con fuerzas, ilusiones y amor. Aún sobrellevando el sufrimiento en su salud, sueña en su regalo y en el tiempo del cumplimiento de lo establecido por Dios.

Cuando inició el proceso, muy pocos lo pueden creer, por meses Dios trabaja en medio de la obscuridad. Sin embargo hay señales, como el vientre creciendo que nos anuncia la promesa de Dios y que el cumplimiento de su promesa se acerca.

Hoy mas que nunca no debes permitir que los dolores y problemas del mundo invadan tu corazón de incertidumbre, porque si bien es cierto que los hijos de Dios no estamos libres de pasar grande problemas, también es cierto que Dios peleará por ti y siempre saldrás victorioso.

No hay victoria sin batalla y no seremos avergonzados los que hemos confiado en El.

Declara en todo tiempo la verdad de su Palabra y el Espíritu Santo te recordará los pensamientos de bien que tu Padre Celestial tiene para ti.

Jesucristo decreta en la cruz

Hace algunos días la Palabra que tenía de Dios a través de sus siervos era de reflexión acerca del tiempo que se está viviendo y oíamos crisis por aquí, crisis por allá, porque el Señor no quiere que caminemos en ignorancia o ciegos, porque escrito está que el pueblo antiguo se quedó tirado en medio del desierto por falta de conocimiento. El siempre nos equipa. Con qué propósito? Para que estemos listos para la batalla.

Entonces, qué sucede cuando nuestra vida es asechada por las tinieblas. Que hacemos? ¿Nos quedamos tirados, llorando y temblando? O peor aún blasfemando contra Dios como lo hizo Job? O nos levantamos con todo y carga y comenzamos a declarar y confesar los pensamientos de bien que Nuestro Dios tiene acerca de nosotros para darnos el fin que esperamos?

Hoy mas que nunca debemos recordar y declarar el sacrificio incomparable de Jesús en la cruz, porque no solo nos salvó de la muerte eterna, nos reconcilió con el Padre Celestial, derrotó y avergonzó a Satanás y sus huestes y principados (Colosenses 2.15) Sino decretó una serie de promesas y bendiciones que ninguna tiniebla puede anular. Fue consumado, todo fue hecho por nosotros.

Por eso cuando llegue el enemigo a contradecir la Palabra de Dios y las circunstancias que nos rodean y se vuelven adversas volvamos nuestra mirada a la cruz, que pasó allí?

¿Será que Jesús llevó todo el dolor, la burla, la soledad, la desnudez, las llagas en su cuerpo, los latigazos, la corona de espinas, la opresión del mundo y de las tinieblas en vano?

En cada momento, en cada circunstancia vividos por Jesús, decretó a nuestro favor anulando el acta de los decretos que había contra nosotros que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la Cruz. (Colosenses 2.14)

Jesús decretó que por sus llagas somos sanados (1 Pedro 2.24) Entonces las enfermedades son tinieblas que están en el cuerpo del hijo de Dios ilegalmente. No tienen arte ni parte en nuestra vida. Tenemos todo el derecho y autoridad para echarlas fuera en el Nombre de Jesús y ordenarles que dejen libre de opresión nuestro cuerpo.

Una enfermedad nunca viene de Dios, porque El no puede dar de lo que no tiene. Allá en el cielo no las hay, por lo tanto no las puede desatar para la tierra. Jesucristo desea que tengas salud; ahora recíbela, tómala. (3 Juan 1.2) Jesús decretó que desea que seamos prosperados en todo, por lo tanto, la pobreza, la escasez, no vienen de Dios porque en el cielo hay prosperidad, calles de oro, alabanza, adoración, exaltación, honra y eso es lo que Dios tiene preparado para ti.

Jesús decretó que la riqueza de los pecadores están reservadas para los justos (Proverbios 13.22) Ningún pecador te puede quitar lo que Dios te ha dado o te ha prometido. Tenemos el derecho de reclamar lo que nos ha sido robado, es tiempo de restitución.

Todas las estafas, las deudas, traiciones y engaños que los injustos te hicieron el Señor que es bueno y es tu Padre te va a honrar con restitución, no sólo de lo perdido sino del tiempo que se comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta.

Por último, por hoy, Jesús decretó que todo lo que pidamos al Padre en Su Nombre, él lo hará (Juan 16.23) Y Jesucristo que es nuestro abogado está intercediendo por ti y por mí delante del Padre. Acércate confiadamente al Padre.

No hay nada ni nadie que pueda anular los decretos de Jesucristo a tu favor. Aleluya!

Jesucristo es tu Salvador

En paz me acostaré y así mismo dormiré porque solo tú Señor me haces vivir confiado. (Salmo 4.8)

Cada noche al ir a la cama, te acomodas si enciendes el televisor, o no lo haces, de todos modos es un buen momento para descansar en compañía de Jesús, hablar con El de lo que viste o no viste en la televisión, la calle, tu trabajo, de tus aciertos y desaciertos del día y tu corazón, estoy segura, se llenará de gratitud pues notarás que en todo tiempo Jesús estuvo contigo; que envió a sus ángeles para que limpiaran tu camino y que la maldad que destruye al mundo no te pudo alcanzar. Es que Su Palabra se cumple y caerán a tu lado mil y al otro lado diez mil, mas a ti no llegará; ni la peste ni el destructor.

Puedes deleitarte hablando con él de todo lo que tus sentidos percibieron del mundo y aun de los temores y miedos que te pudieran provocar el caminar en él pues su presencia hará que te sientas bienaventurado por estar en el Plan de Salvación y Redención.

Jesucristo es tu Salvador, el que te salva no sólo de una muerte eterna al final de tu vida terrenal, sino te salva de todo aquello que quiera impedir que empieces a disfrutar de la vida eterna que desde el día que lo reconociste inició aquí en la tierra.

Jesucristo no sólo es el Salvador de tu alma, lo es de tu ser completo. El es tu sanador, libertador, proveedor, escudo y justicia, el que te amamanta, el camino, la verdad y la vida por lo que en Su Nombre puedes entrar confiadamente hasta el trono donde está sentado el Padre y saber que todo lo que le pidas en Su Nombre, él te lo dará.

Jesucristo es el camino al Padre y él te enseña a comunicarte y amarlo para que te sientas cubierto, respaldado, consolado y fortalecido por él.

Puedes vivir tranquilo, él no te va a fallar.

El Poder de Su Palabra

A menudo confesamos porciones de la Palabra de Dios que creemos haberlas hecho nuestras pero cuando llega la tentación o la prueba pierden sentido, validez y poder para declararlas. Parece que hemos creído a medias.

Parece que hemos creído a medias porque si relacionamos versos de la Palabra que hemos malentendido o no entendido, justamente éstos le quitan validez a otros; todo lo contrario a lo que Jesús con su Palabra tiene para nosotros.

Hay una porción que en este momento de crisis a todo nivel ha surgido como esperanza al hijo de Dios que se encuentra en aflicción; Jeremías 29.11 nos dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de bien y no de mal, para daros el fin que esperáis.”

Pero cuando estamos en momentos de prueba y queremos fortalecernos con la porción también tan usada de Romanos 8.28 y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien… temblamos, lloramos, especulamos si será necesario pasar aquel dolor tan grande, aquella pérdida, esa enfermedad, ese golpe que nos presenta la prueba y nuestro corazón se entristece, confunde, angustia y el no soportarlo nos causa temor y es que nos olvidamos de que nuestro Padre Celestial ha dejado escrito que tiene pensamientos de bien para nosotros y no de mal y que por lo tanto no va a permitir una calamidad en nuestra vida, sino que esa prueba será vencida y pasará y entonces veremos que nos ayuda a bien.

No desfallezca tu corazón, su Palabra es en él si y amén. El no cambia y sus pensamientos de amor, paz y bienestar para sus hijos están escritos en la Biblia para que los recuerdes. No permitirá que la calamidad, que es un plan y un pensamiento contario a él destruya tu fe, corazón y relación con él. No permitas que tu enemigo disfrute viéndote sufrir y dudando de la Palabra de Dios, antes declara sus promesas, decreta y declara los pensamientos de bien que Jehová tiene para ti y las tinieblas saldrán huyendo derrotadas y avergonzadas porque la luz está en ti y en lo que confiesas. Dios no nos trajo hasta aquí para volver atrás, ni seremos avergonzados los que en El hemos confiado.

Hasta aquí nos ayudó Jehová y en el Nombre de Jesús y por su Sangre Preciosa somos salvos, libres, sanos y prosperados. A El sea la Gloria.

La Salvación es para todos

La Biblia es el libro donde vamos a encontrar todo acerca de Dios y de la naturaleza humana ya que el propósito de Dios es establecer y mantener una relación de amor, misericordia, gracia y poder con el ser humano.

Por esta razón encontramos diversidad de tratos de Dios y el hombre por la diversidad de temperamentos, caracteres, pecados y complejidades del hombre, de tal manera que nadie se quede sin la oportunidad del arrepentimiento y como consecuencia de su relación personal con Dios.

En Lucas 16.20-25 podemos leer y encontrar el trato de Dios con dos hombres con diferente forma de ser, sin embargo cada uno con su oportunidad de arrepentimiento y su buena o mala consecuencia. Ya en el verso 22 notamos la primera diferencia de trato: uno fue llevado por ángeles y el otro fue solo sepultado y no por el hecho de ser uno rico y el otro pobre, sino porque ambos tuvieron en su momento, oportunidad de arrepentirse de su maldad y desperdicio de vida.

En los versículos 23-26 ya aparece el lugar a donde llegarán y su condición personal. En el verso 27 hay un ruego de misericordia del rico por su familia porque es aquí en la tierra donde debemos decidir por Cristo Jesús y su plan de salvación y redención por nosotros porque una vez muertos habrá juicio, los muertos en Cristo partirán con él y los incrédulos al lugar donde fue aquel rico.

Por eso, si no has recibido a Jesús como tu Salvador, como tu Dios y no te has arrepentido de tu condición de pecado hoy a través de esta enseñanza Dios te visita para que te pongas a cuentas con él, pues de llegar el día de mañana y tengas que cerrar tus ojos a la vida, la oportunidad de salvación y de vida eterna con Dios no llegará a ti.

En vida debes decidir en escoger entre el camino del bien o del mal para recibir la recompensa de vida eterna con Jesucristo. Amen.

Jesús vino a rescatar lo que se había perdido

Siempre escuchamos decir, nosotros lo decimos, que Jesús vino a rescatar lo que se había perdido. Hoy nuevamente nos gozaremos de tan grande verdad; pero: ¿Qué se había perdido? ¿Dónde se había perdido? ¿Cuándo se había perdido? ¿Por qué se perdió? ¿Quiénes lo perdieron?

Lo que se había perdido fue aquel huerto, el huerto del Edén, lugar que Dios había dado a Adán y Eva para que vivieran en comunión con él, bajo su protección, provisión, autoridad y en obediencia por amor, sabiendo quiénes eran, disfrutando de todo lo que puso a su disposición para sojuzgarlo y multiplicarse. Pero ellos perdieron todo lo que Dios les había dado al salir del Huerto del Edén.

Cuándo se perdió? Cuando el hombre (mujer) entró en pláticas con el enemigo del hombre pues con sus tretas los hizo caer en su desobediencia perdiendo así la inocencia y se cubrieron, se escondieron de su Dios y Creador, perdieron la identidad yla relación con su Dios; Adán y Eva estaban vestidos de Gloria pero al dejar el huerto por su desobediencia perdieron:

  1. La comunión, relación con Dios. El Señor se paseaba en el huerto y hablaba con ellos. Dios vio que era bueno lo que había creado y se regocijaba en medio del huerto en la compañía de Adán y Eva. Ahora se escondían.
  2. Perdieron la autoridad para sojuzgar todo, lo que Dios les había entregado para que lo administraran. Perdieron la libertad, la identidad, se olvidaron quiénes eran para Dios.
  3. Perdieron la productividad. Lo que dio al hombre para administrar lo perdió. Perdió sus finanzas. Dejó de ser productivo. Dejó la tierra fértil.
  4. Perdieron la manifestación de Dios. La unción. Su poder, favor y portentos.
  5. Perdieron la mente de Reino. Para convertirse en servos, pero lo que Dios comienza lo termina y…en el Getzemaní, el segundo huerto, allí Jesús con llanto y ruego en oración, pide al Padre, de ser posible, no beber aquella copa, mas sin olvidar su propósito aquí en la tierra, clamó no se hiciera su voluntad sino la del Padre y en ese momento se estableció el Nuevo Pacto que daría la oportunidad de rescatar todo lo que se había perdido entre Dios y el hombre.

Getzemaní significa: Prensa de aceite. La oliva se trituraba con piedra y se prensaba hasta sacarle el aceite.

Aquel aceite, aquella unción llenó el Getzemaní, se derramó sobre nosotros, pues el Hijo de Dios no necesitaba más unción, el era el Ungido de Dios. No hay unción sin procesos, ni hay unción sin ser machacados como la oliva sin pasar por la prensa. Todo lo que necesita restauración necesita morir primero porque la Gloria postrera es mejor que la primera dicen las Escrituras.

Cuando Jesús fue entregado por Judas y llevado, ya estaba lleno de la unción y el segundo huerto había sido transformado por su aceite y lo que se había perdido fue rescatado y el plan de salvación del hombre se ponía en marcha.

Ahora solo corresponde al hombre recibir y desatar aquí en la tierra lo que desee, lo que necesite para que sea desatado allá en el cielo porque hay promesa de Dios:

Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo. Jesucristo ya lo hizo, todo por nosotros.

Actitudes que vencen las circunstancias

Somos reyes y sacerdotes, así ha dicho el Señor y muchas veces cumplimos con el papel de sacerdotes, siendo la cabeza o la ayuda idónea que se necesita en el hogar; tenemos nuestro altar familiar encendido, somos diezmadores, ofrendadotes, sembradores, ayudamos a los pobres, servimos en la obra del Señor y predicamos las Buenas Nuevas de Salvación, proclamamos el Nombre de Cristo, pero nos resulta difícil creer que somos reyes, aún cuando Dios nos lo ha dicho; talvez porque queda el temor de confundir o relacionar reyes con dioses como Satanás un día dijo a Adan y Eva, pero son términos completamente diferentes, Dios sí sabe lo que nos dice: Somos reyes.

Muchas veces llegan a nuestra vida, circunstancias que no solo se van a vencer con oración, ayuno o siembras sino con una buena actitud recordando que Dios nos hizo reyes y que debemos enfrentarnos a las circunstancias, a la batalla, con expectativas, por supuesto, de victoria. ¡Somos Conquistadores! Y él ha prometido estar con nosotros todos los días de nuestra vida.

Entonces, frente a estas circunstancias, batallas u obstáculos ¿Qué debemos hacer?

  1. Ver la victoria, no la derrota. Ver las promesas. Cuando David se presentó frente a Goliat, él vio las promesas de su rey Saúl. 1 Samuel 17.25 Le creyó a Dios de poder recibir esas promesas y en Su Nombre vio la victoria y derrotó a Goliat, aquel gigante que se burló de él y lo amenazó. Los que nos persiguen, nuestros enemigos serán destruidos y nunca más los veremos, lo que veré será la Victoria.

El Lugar de donde salimos a guerrear siempre será menor que el que nos tiene preparado el Señor. El nos abrirá camino, solo debemos caminar para poder conquistar la tierra que él nos ha prometido.

  1. Jehová pelea por mí y estaré tranquilo. (Exodo 14.14) Mía es la guerra dice el Señor y mía la venganza. El que toca a mis hijos, la niña de mis ojos toca. El que pelea contra ti, yo, dice el Señor, no voy con él y delante de ti caerá. Jehová es escudo alrededor de mí, mi gloria y el que levanta mi cabeza, porque nos ha puesto por cabeza y no cola. Somos reyes y príncipes de su Reino.
  1. Hay momentos para orar y momentos para marchar. Exodo 14.15. Cuando oramos le presentamos las circunstancias, problemas u obstáculos al Señor. El nos da las estrategias para vencer cualquier situación. Imaginemos lo que sintió Moisés cuando Dios le dice que extienda su mano sobre el mar, que alce su vara y divida el mar en dos y que pase al pueblo por en medio y sobre la tierra seca. Si Moisés hubiera tenido tiempo para pensar y analizar la orden de Dios, quién sabe qué hubiera hecho, no digamos el pueblo; pero hay momentos en que solo tenemos que obedecer y ordenarle a nuestra mente y a nuestro cuerpo marchar bajo la orden, la Palabra de Nuestro Dios.

No había tiempo de orar porque lo que vivían ya era parte de la respuesta a sus oraciones: Salir de Egipto. Muchas veces nos sucede los mismo, tenemos la respuesta a las oraciones que hemos hecho y cuando llega la respuesta no sabemos qué hacer y queremos seguir orando, recibiendo confirmaciones cuando lo que corresponde es marchar.

Una hermana durante tres años pidió al Señor le enviara un buen inquilino para su casa, que ya le quedaba muy grande. Cierto día se presentan varias personas que buscaban una casa grande para poner un sanatorio y habían buscado en la ciudad sin hallar lo que deseaban. La hermana recordó sus oraciones y sus siembras y al instante les dijo: Yo tengo una. Esta. Marcharon hacia la casa, la vieron y les pareció maravillosa y como les urgía se dieron 15 días para hacer el contrato y buscar trasladar todo a otro lugar.

Fue algo duro, un gran trabajo, pero había que marchar, caminar hacia lo nuevo, lo mejor, lo que Dios había respondido. Ahora la hermana goza de aquel fruto de su buena decisión de marchar sobre las promesas de Dios y en la certeza de que nunca seremos avergonzados los que hemos confiado en él.

  1. Dios busca gente de fe que busque partir obstáculos. Para moisés no fue difícil partir el mar, que como obstáculo a las promesas de Dios, tenía al frente. Solo le creyó a su Dios en aquellas circunstancias, obedeció y declaró su Palabra y el mar se abrió en dos. Moisés sabía que Dios no los había llevado hasta allí para volver atrás, o para caer en manos de sus enemigos. Su fe lo fortaleció pues sabía que no sería avergonzado por haber confiado en él.

Como reyes debemos ir a la conquista porque el Señor dice que todo lo que pisen nuestros pies, él lo entrega en nuestras manos y es nuestro. Deuteronomio 11.24.

Consejos ante la crisis

Después de haber reconocido a Jesucristo como el Unigénito Hijo de Dios, el Salvador y Redentor de nuestra vida, a través de Su Palabra, nos da ordenes que indudablemente son firmes, tajantes, inequívocas e inmediatas y que debemos obedecer, pues ayudados por el Espíritu Santo nos llevará a toda verdad y a la consagración de nuestra vida.

Génesis 12.1 “Vete de tu tierra y tu parentela y la casa de tu padre…”

Por qué? Josué 24.2 - Mateo 5.13

Dios dice que nosotros somos la sal de la tierra, la sal que tiene las cualidades de desinfectar, preservar y saborear, razón por la cual Dios nos ha dejado en el mundo, aunque ya no somos del mundo. Somos aquellos granitos de sal que al unirse con el agua (Espíritu) desinfectan las heridas, desinflaman los golpes, relajan y disminuyen los dolores y dan sabor y minerales a los alimentos.

Todos los elementos reciben su beneficio y sabor pero la sal no toma nada de ellos. Por eso el Señor claramente nos dice en 2ª. Corintios 6.14 que no nos unamos con yugo desigual con los incrédulos o en Josué 24.2 porque aún los padres son adoradores de otros dioses.

Tal es el caso de Lot y su familia. En el momento de crisis, cuando tuvo que tomar su camino apartándose del tío que lo ayudaba a causa de los diversos problemas que se dieron entre ellos por tener formas distintas de vida, aún cuando eran familiares.

Lot tras la oportunidad de escoger a dónde ir se dejó llevar por lo que veía sin percatarse que lo que escogía estaba tan cerca de un lugar de perdición, Sodoma; que lo abrazó con sus lujurias, vicios y corrupciones, llevando a su familia a unirse con desiguales.

El diablo es astuto y presenta un panorama a la vista atractivo y delicioso; pero lleva a la muerte. Con esta equivocada panorámica Lot y su familia se involucraron con la gente de Sodoma llegando a ser importantes en esa sociedad con cierto status, que cuando llegan los ángeles a sacarlos de la ciudad, se van con ellos pero en su corazón va Sodoma. Esto provocó que la mujer de Lot volviera su mirada al estruendo de la destrucción de Sodoma y que se convirtiera en una estatua de sal, que al pasar los días el aire, viento y el sol la borraran del mapa, pues nunca se supo más de sus restos.

Por otra parte, Lot y sus hijas caen en pecado de incesto, dando origen a una generación esclava del pecado de la sodomía. Entonces el unirse en yugo desigual desencadena grandes fracasos.

Hoy más que nunca, cuando el tiempo de las oportunidades para los hijos del Señor ha llegado, antes de decidir presentemos a Dios en oración toda oportunidad para que él nos muestre, nos diga si es, o no lo que nos conviene, pues correremos el peligro de ser engañados al hacer contratos sociedades, convenios, etc. (Gn.3.1-6)

Adán y Eva fueron engañados, no por un ángel sino por el mismo Satanás en la serpiente entrando en conversación con ellos endulzándoles el oído con mentiras que parecían verdades hasta convencerlos, haciéndolos caer en desobediencia a la Palabra que Dios les había dado.

De la misma manera los hijos de Dios pueden ser provocados al pecado por aquellas cosas que parecen fáciles de adquirir, ser impactados por aparentes milagros o regalos del mundo, pues el enemigo como imitador puede mostrar a nuestros sentidos milagros mentirosos torciendo la Palabra de Dios y queriendo poner a Dios como mentiroso. Gn. 3.4-5.

Añadir, quitar o torcer la Palabra de Dios es una estrategia de Satanás y con ello busca, como pasó con Adán y Eva, hacerles creer que para ser importantes y hasta dioses no se necesita respetar y cumplir leyes o reglamentos, mucho menos lo establecido en las Escrituras, Palabra de Dios; sino que los hombres son capaces de distinguir lo bueno de lo malo, que lo pueden hacer todo porque saben decidir solos. Pecado de presunción. Jesús siendo el unigénito de Dios, se presentó en todo momento, delante de su Padre pidiendo su dirección, cuanto más nosotros pecadores, faltos de sabiduría sin su guianza.

Imitemos a Jesús y busquemos en todo tiempo el consejo de Dios para poder distinguir entre lo genuino y lo falso y en estos tiempos de crisis seremos victoriosos.

Todo cambiará

Hoy es un buen día para reflexionar si alguna vez hemos sido capaces de vernos interna y externamente, pero con honestidad; de tal manera que no vivamos mas años engañados, perdiendo oportunidades, bendiciones y recompensas de Dios a causa de ignorar nuestra condición.

La sociedad convulciona a causa de aquellos que la formamos, estemos en este estado por lo que es urgente que nuestra vida tome un giro sustancial, lo que conseguiremos, si y solo sí, le presentamos nuestra desequilibrada condición al Salvador. Jesucristo Nuestro Señor, esa condición de pecado, de esclavitud, cautividad, enfermedad, escasez o pobreza ya que esta condición interna se refleja en nuestro exterior y afectamos positiva o negativamente nuestro entorno.

David, el ungido de Dios, una vez fue un muchacho, el más pequeño de varios hermanos y el mandadero de estos y talvez no muy amado ni apreciado por su padre. Pero Dios tenía planes para él.

A pesar de ser el ungido de Dios, el valiente que un día venció al gigante y experto guerrero Goliat (1 Samuel 17), ahora es perseguido por el rey Saúl, quien siente rechazo hacia David, pues le resulta imposile que aquel muchaco pudiera ser el escogido para rey de Israel y emprende una persecución para matar al ungido de Dios (1 Samuel 21) Cómo sería el ambiente? Guerra.

Podemos leer en 1 Samuel 22 cómo David llegó a sentirse cansado, afligido, asustado y huye a esconderse en la cueva de Adulam, lugar donde encuentra a 400 hombres afligidos, amargados de espíritu. Por algun tiempo se quedó allí y lo nombraron jefe, hasta que un día recibe consejo de Dios y sale de la cueva con esos centenares de hombres que se convierten en el ejército de David, guerreros fuertes, valientes, diestros con las arma, con el rostro cambiado, lo que invitaba a otros grupos del desierto y por donde pasaban a agregarse.

En repetidas ocasiones David tuvo oportunidad de destruír a Saúl, pero Dios nunca se lo permitió pues aquel muchacho esperaba la dirección de su Dios y el Señor ya tenía planes para Saúl.

Cuántas veces nos ha tocado vivir circunstancias similares, problemas, situaciones, sentimientos que nos persiguen, nos roban la paz, nos ponen inseguros al extremo de olvidar quiénes somos, perdemos la identidad y resultamos en cuevas escondidos no solo de los enemigos sino de nosotros mismos por no saber qué hacer.

La inseguridad es un trabajo del enemigo, para hacerte olvidad quién eres y el propósito de tu vida. La Biblia tiene anotadas todas las buenas Nuevas para anunciarte que hay uno que vino a salvar, sanar, liberar y prosperar la vida de todo aquél que en él crea y aquella imagen desequilibrada que hay en el ser humano, sea transformada en una equilibrada con gozo, paz y justicia que pueda impactar el medio o sociedad donde vivimos, porque Jesús transforma .

El ha venido a darle vida a nuestro espíritu, a resucitarnos, a restaurar, sanar y liberar nuestra alma y cuerpo, a restituír el tiempo que se comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta. Si, todo el tiempo perdido en intentos y fracasos, El lo va a restituir y te va a honrar porque con Jesús hay nueva vida. Dios tiene planes de bienestar para tu vida y no de calamidad. Espera en El y El hará.

Lo que Dios ve en nosotros

Hay una historia muy interesante que viene a ilustrar lo contradictorio, contraproducente y peligroso que resulta poner la mirada en las cosas de afuera por no conocer la historia y el interior de las personas.

Hoy en día la humanidad se confunde y desalienta aún los mismos hijos de Dios cuando ven la prosperidad de los malos, hombres y mujeres sin escrúpulos y con pocos o ningún valor ni principio moral, sin educación y que fungen como líderes en grupos o posiciones importantes de la sociedad, logrando crear un estatus sociales por lo que tienen y no por lo que son y no importando de qué manera lo han obtenido.

El temor, la confusión puede llegar al corazón de aquel que camina y actúa en el amor y temor a Dios pues la maldad y la apariencia es admirada por muchos y resulta que ahora al recto, al justo, al honrado, el que busca ser cada día mejor y agradable delante de los ojos de Dios, es visto como tonto, ignorante, ingenuo, pasado de moda y lo ven sobre el hombro todos los perversos.

Pero tengo buenas noticias para ti. Dios hace todo lo contrario. Dice en su palabra: porque Jehová es excelso y atiende el humilde y mira de lejos al altivo. (Salmos 138.6). Recordemos también cuando Dios envía al profeta Samuel a ungir al que sería rey de Israel delante de Samuel desfilaron hombres de buena figura hijos de Isaí, mas Jehová dice a Samuel no mires su parecer ni lo grande de su estatura porque Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos pero Jehová mira el corazón. (1 Samuel 16.7).

Entonces Samuel pregunta a Isaí si todos aquellos eran sus hijos, e Isaí respondió que faltaba el menor que el pastor de las ovejas y a presentarse el pequeño David, Jehová dice a Samuel levántate y úngelo porque éste es y Samuel lo ungió en medio de sus hermanos y el Espíritu de Jehová vino sobre David. (1 Samuel 16. 10-13).

No es el tiempo de poner nuestra mirada en las cosas del mundo y sus deseos sino en las promesas de nuestro Dios, que ha dejado en las escrituras para que no dudemos porque lo que ha prometido lo cumplirá. El no se olvidan de todo lo que has hecho para él y para los suyos y hace memoria de tus ofrendas. Hijo, hija, escogido o escogida eres tú y hoy es el tiempo de tu honra.

Venciendo al diablo

No importa cómo llegaste al Señor, lo importante es cómo vas a terminar pues la obra que empezó en tí la va a terminar.

Lo que hoy recibes de parte del Señor no es más que lo que él tiene preparado para este día para qué seas transformado pues sólo su palabra transformará nuestro ser para que toda tiniebla desaparezca en ti y puedas disfrutar del reino de Dios al que tu ya perteneces por medio de Jesucristo que te salvó.

Si, ya somos salvos, pero en muchas áreas de nuestra alma aún estamos cautivos y sólo la palabra de Dios puede sacarnos de esas tinieblas de cárceles, de ceguera, de sordera espiritual, opresión espiritual y natural, enfermedades y quebrantos del alma porque para eso apareció Jesucristo. Él es el ungido, el enviado para salvarnos, sanarnos, liberarnos y prosperarnos tal y como lo dice Lucas 4.18.

Qué pasa entonces con la vida del hijo de Dios que unas veces está en la cima con el y otras veces arrastrado y comiendo polvo con el diablo?

Hoy vamos a descubrir a Satanás y sus planes de calamidad en contra de la iglesia de Dios.

Vamos a declarar Palabra de Dios para que salga huyendo y nos deje en paz. Profetiza sobre lo que te angustia hoy que hasta aquí llegó la cautividad de tu alma porque Dios tiene planes de bienestar para ti y darte el fin que esperas.

Hoy entendemos y queda descubierto el plan de opresión del enemigo, lo anulamos y cancelamos en el nombre de Jesús.

Ahora nos declaramos libres y nos levantamos a cumplir el propósito de Dios para el cual hemos sido llamados y poder adorar a nuestro Dios en espíritu y verdad.

En Isaías 7:5-6 vemos muy claro el plan de maligno contra la iglesia de Señor (Judá) para atemorizarla, romper su alma en pedazos y repartirla. Luego poner a Tabeel, que significa bueno para nada, y hacerte sentir ineficiente, inútil, para que no puedas levantarte y caminar en tu propósito con tu familia, la iglesia, el trabajo o negocio o tu comunidad y te sientas con el alma partida por algo que mandó que te hicieran, con el corazón hecho pedazos como decimos y así es, frustrado y asustado, afligido y temeroso.

Pero escucha, así dice el Señor: no subsistirá. No será. Es el tiempo que todo plan maligno contra sus hijos se ha destruido. No te olvides dice el Señor que una Palabra Mía es suficiente para derrotar a tu adversario. Declarala!

Tú perteneces al Reino de la Luz y toda invasión de las tinieblas a tu alma yo la hecho fuera para qué seas libre y adorador de mi Nombre. Jesús bajó a las profundidades de la tierra tres días y llevó cautiva la cautividad. Hoy declaramos que todo aquello que hasta hoy había tenido cautiva tu alma lo llevamos a la cautividad de Cristo entonces tu boca se llenará de risa, tus labios de alabanza y dirás: Grandes cosas ha hecho Jehová, estemos alegres!.

No te preocupes, Jesús está en la Barca

El Mundo con razón teme que las cosas le salgan mal. Mas los hijos de Dios tenemos Su Promesa y estar con nosotros todos los días de nuestra vida (Mt. 28.20) y esa Palabra es permanente y suficiente para destruir toda tormenta temporal.

En Marcos 4.35 podemos leer cómo Jesús y sus discípulos iban en una barca con un propósito, con un destino: El otro lado del lago. Pero en medio del camino se levantó una gran tormenta y vientos fuertes que chocaban contra la barca, sacudiéndola, inundándola. Los discípulos se atemorizaron, se llenaron de miedo, luchaban con sus propias fuerzas para no hundirse hasta que hablaron a Jesús, que reposaba en medio de ellos. Podemos decir que gritaron para despertarlo pues el estruendo de los rayos, los vientos, los golpes eran tan fuertes, tan fuertes que los turbaban y afligían.

La barca en la que tú y yo vamos es semejante a ésta de las escrituras. Vamos a navegar muchas veces rodeados de tempestades, vientos contrarios, problemas, enfermedad, envidias, escasez, enfermedades que logran desestabilizarte, logran golpear tu barca, levantar pleitos y acusaciones entre los que van en la barca pero espera, allí va Jesús, tu Salvador y basta con una sola palabra suya para que todo aquello que aflige tu vida, sea detenido y la calma, la paz, la esperanza y la fe surjan. Jesús se levantó en aquella barca y dijo la tempestad ¡cállate, enmudece! y ésta obedeció.

Hoy tengo buenas noticias para ti: Jesús está a tu lado y no te ha dejado. La tempestad, los vientos que te han rodeado te han hecho olvidar que El está allí pero basta sólo una palabra de Jesús para que seas salvado. No hay nada ni nadie que pueda interrumpir tu destino. La voz de Dios, Su Palabra es más poderosa que cualquier tormenta. Él es la salvación de tu barca. Y en el nombre de Jesús y yo declaro su palabra y le ordenó a todo lo que agobia tu vida ¡calla y cálmate! porque nada ni nadie detendrá lo que Dios va a hacer contigo y para ti: llegar hasta el otro lado y allí serás el instrumento que Dios ha escogido para darle ánimo y levantar las manos del que esté cansado y abatido. Tendrás la autoridad para calmar y callar las tempestades de otros. Yo te bendijo y asperjo la sangre de Jesús en tu vida. Amén.

Hoy es tiempo

En los noticieros y comentarios de las personas no es nada nuevo escuchar malas noticias, noticias que tienen al mundi perdido. Mas yo tengo buenas nuevas para ti: No son del mundo como yo tampoco soy del mundo, dice el Señor. (Juan 17.6) Y yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, pensamientos de bienestar y no de calamidad, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29.11)

Si te atreves a Creerle al Señor y darle la oportunidad de mantener tus sueños, tu visión, hay Palabra del Señor para ti:

Todos los proyectos, los sueños que habías dejado aislados a causa de la opresión del mundo, es tiempo, dice El Señor, de retomarlos, de iniciarlos, porque es el tiempo para los hijos de Dios, tiempo del cumplimiento de sus promesas, tiempo de honra para los que han creído en él, para todo aquel que se atreva a hacer pactos con el Dios de Pactos. Tiempo de victoria y de finalización de proyectos.

Cada mañana al despertar puedes confiar en que nuevas son sus misericordias y que lo vivido ayer solo fue tiempo de madurez para que hoy puedas disfrutar de lo que el Señor tienen preparado para ti.

No mas acusación para ti, recibe el perdón que has deseado y con él, lo que el Señor te ha reservado.

Mañana, cuando salga el sol, levanta tu mirada y tus manos al cielo, porque del mismo viene tu socorro, pues este es el día que Dios ha escogido para que sea manifiesta su promesa. Prepara tu corazón, tus ojos, tus manos. El ayuda a tu fe porque te ama. Amen.