martes, 27 de julio de 2010

La obediencia te lleva al éxito


¿Alguna vez te pusiste a pensar por qué no te salían bien las cosas? Y en lo que menos pensaste es que había una actitud en tu vida de desobediencia ya sea a tus padres, autoridades, etc. El principio de la obediencia es vital en nuestra vida porque de ello depende nuestro éxito o fracaso.

Las consecuencias de ser obediente son: Una vida llena de paz, gozo y prosperidad en tu vida. Quiere decir que tendrás el favor de Dios en todos los actos en tu vida. Por otro lado, las consecuencias de ser desobediente son: una vida llena de problemas, insatisfacción, enfermedad y escasez.

El obedecer me lleva a buscar no mis intereses sino los intereses de los demás, esto quiere decir que cuando yo obedezco estoy reconociendo que hay alguien sobre mi, que yo no tengo la última palabra, sino dependo de lo que mi autoridad me dice en cualquier etapa de mi vida como hijo, trabajador o miembro de alguna organización, etc.

Esta fue la actitud que tuvo Jesucristo en su vida y por esta razón todo lo que él hacía le iba bien, entonces yo también debo hacer lo mismo para que me vaya bien en todas las cosas. La Palabra de Dios nos dice que Jesucristo se despojó asimismo y tomó forma de siervo haciéndose igual al hombre y siendo hombre se humilló asimismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz, esto lo exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre, esto tiene que impactar de alguna forma nuestras vidas porque si queremos ser alguien en la vida, tenemos que empezar a humillarnos, a ser obedientes, alejando de nosotros todo orgullo y prepotencia.

El humillarse no es estar debajo de los pies de otra persona para que nos pisoteen, la humillación nace en el corazón. Nos humillamos porque amamos y obedecemos porque amamos; solo los que obedecen podrán sostener el éxito en sus vidas y se cumplirá lo que dice aquel verso que tanto me gusta a mi. “Y todas estas bendiciones vendrán sobre mi y me alcanzarán y harán próspero mi camino”.

Si las cosas no están saliendo como tú quieres, examina tu corazón, quizá no estás obedeciendo lo suficiente para que todo te salga bien. Aprendamos de Jesús, obedecía y todo le salía bien.

Hoy te animamos a que entres a esta dimensión de la obediencia, deja a un lado todo argumento  y entra a vivir en el Poder de la obediencia para que todo te vaya bien, recuerda, la cruz te hace obediente.