martes, 26 de octubre de 2010

Todavía sigues en la carrera


Pareciera que insistimos en hablar de los momentos difíciles, de prueba que lo s hijos de Dios pasamos y que muchas veces nos hacen detenernos y volver nuestra mirada al pasado para recordar, como David, de los momentos en los cuales Dios nos sacó victoriosos y esto aumenta nuestra fe, la hace madurar y nos alienta a seguir adelante.

Cómo es pues que estamos de pie? Todavía vamos en la carrera de la fe a pesar de que muchas veces hemos desfallecido, desmayado y nos desanimamos en medio de aquel fuego ardiente, de aquella soledad y de la competencia constante que te dice que no llegarás porque hay mejores que tu.

Cómo es que cuando el Hijo de Dios ya no sabe qué más hacer, basta una palabra de Su boca para que nuevos comienzos se abran en tu mente y en el desierto fluyan nuevos manantiales como lo ha prometido.

Allí en tu pequeñez te recuerdo que eres el hijo importante por quien trabaja de día y de noche, que no duerme, ni se adormece el que guarda a Israel. Entonces qué importa lo vivido si su palabra, amor y favor llena nuestro ser; estamos listos para continuar la jornada.

El hijo de Dios aprende a vivir no sólo por los milagros de Dios sino en sus caminos que siempre van a ser como los de los atletas, manteniendo el paso porque ve el galardón que le espera.

El Señor no descansa y cuando ve que bajamos la guardia, prono nos recuerda el galardón y su hermosa voz convincente llena de gozo, de esperanza y fe nuestro corazón y caminar.

La ruta se acorta, el aliento aumenta, el paso se acelera, los rivales se ignoran y es que todavía vamos en la carrera de la fe y si Dios nos habló, no dudemos, pues a unos pasos más está el galardón esperado.

domingo, 3 de octubre de 2010

Cree Su Palabra


Muchas veces cuando escuchamos la Palabra del Señor nos asusta porque es tan grande para nosotros que nos resulta difícil de creer poder cumplirla y peor aún alcanzarla.

Nuestra mente inmediatamente se pone a trabajar sobre cómo, cuándo, dónde, con qué y quiénes y al no tener respuesta inmediata, el alma se desanima y de una vez decide que esa porción no es para ella. Lo terrible es que eso sucede constantemente y aquel que no come, que no se alimenta pronto se debilita.

Es muy difícil tener un crecimiento espiritual si por duda o por temor nos negamos constantemente a recibir la Palabra de Dios.  La falta de crecimiento impedirá tener una relación íntima con El y tener la maravillosa experiencia de saber que es El Señor quien realmente habla pues puedes escuchar su dulce voz para confirmar lo que te ha prometido.

Hace unos días mi pastor compartía con nosotros la Palabra Profética que El Señor le daba para el mes y cuando dijo que era el mes para dar, yo dije confundida ¿Dar?, si siempre doy y, a dónde, a quiénes, lo de siempre…y solo la recibí con un amén.

Pasaron los días y no sabía qué hacer pero de repente, me vi comprometida para dar una gran cena a un grupo de personas que ni conocía y a los pocos días unas piñatas y refrigerio para 200 niños, ¡Que maravilla!, es que Jesús nos endereza la plana, nos abre caminos y las oportunidades para el cumplimiento de Su Palabra.

Indiscutiblemente no me di cuenta hasta que ya me había comprometido, entonces me regocijé pues supe que basta con que creamos Su Palabra y El, que es fiel, hará todo para que se cumpla en nosotros.

El Señor no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse. Lo que promete cumple.

Trabajé e invertí, es cierto, pero ahora también recibo la Palabra Profética para este mes de octubre: Así dice el Señor: Comerás y te sobrará!. Aleluya.

Todo tiene su tiempo (levántate y recibe)


Al leer la porción que aparece en la página: "Más tú sigue hasta el fin, descansarás y te levantarás para recibir tu herencia ahora, y serás bendecido hasta el fin de los días.." alimenta mi fe porque al igual que tú, estoy esperando en el fruto de mis siembras y sé muy bien que sólo una palabra del Señor basta para que todo sea hecho.

Inmediatamente noté dos posturas externas en esta porción: descansar y levantar. Entonces me trasladé a Eclesiastés 3.1-9 donde El Señor nos habla  y nos marca solo extremos bajo los cuales parece que tenemos que aprender a vivir. Puede ser que a causa de que el hombre es muy fácil de acomodarse, el Señor lo sacude constantemente obligándolo a pasar de un extremo a otro.

Sin embargo, en medio de esos extremos siempre vamos a notar que hay promesa de Dios: Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, es decir que para poder vivir una buena época (la siega), es necesario que como toda semilla pasemos momentos de frío y de calor, de verano e invierno, de día y de noche, como concluye Génesis 8.22 y además promete dar semilla al que siembra y coseche en medio de momentos extremos para que el hombre no se desanime ni desmaye.

Es necesario que de una vez por todas entendamos que la vida pone delante de nosotros toda clase de circunstancias extremas y Dios que nos conoce nos ayudará a pasar de una a otra, dejándonos una gran enseñanza y la oportunidad de cosechar de acuerdo a lo que sembramos.

No importa el tiempo que estés viviendo. Dios te trasladará al extremo y recibirás lo anhelado. Descansa porque viene el tiempo de levantarte y recibir.