martes, 11 de enero de 2011

Demos gracias a Jesús


En un buen número de hijos de Dios se sufre del menosprecio y el enemigo trabajó para mantener latente esa tiniebla hasta castigarte haciéndote olvidar quién eres y con ello tener en poco el sacrificio de Jesús en la Cruz.

Por eso en Deuteronomio 8.11-20 La biblia nos habla del peligro de olvidar a Dios y de sus terribles consecuencias para el desagradecido. Pero también en Deuteronomio 7.9, nos habla de sus promesas y del maravilloso cumplimiento para el que por amor a el, es agradecido y se esfuerza por cumplir con sus leyes, decretos y estatutos.

Este tema procura recordar que vale la pena continuar amando, buscando y sirviendo a Jesús así como a su obra.
En una investigación hecha a la vida de dos hombres nacidos en 1770 se obtuvieron datos alarmantes y esperanzadores.

William Smith, un hombre que no conocía a Jesús tuvo 1,026 descendientes de los cuales:
300 Fueron convictos,
27 fueron asesinos,
190 prostitutas,
509 alcohólicos y drogadictos,

 Y por Otro lado Jonathan Edwards hijo de Dios tuvo descendientes:
430 Ministros de Dios,
314 Veteranos de guerra sirviendo a su patria,
80 funcionarios públicos,
75 profesores universitarios,
100 abogados,
66 médicos,
30 jueves,
15 autores,
13 presidentes universitarios
3 miembros del congreso
3 gobernadores,
3 alcaldes,
1 vicepresidente
1 Director del Tesoro de los Estados Unidos de América

¿Has notado la tremenda diferencia entre un hijo de Dios y uno que vive apoyado en sus propias fuerzas e ideas? Por esto y más no te desanimes y pienses en volver atrás nunca porque, la obra en ti, solo es el principio de una cadena de milagros y bendiciones.

Tal vez a ti te tocó abrir la brecha, romper piedra. Pon frente de pedernal y avanza porque la recompensa no es solo para ti sino para tus generaciones. El sacrificio de Jesús y todo lo que decretó en la cruz, por el Plan de Salvación y redención sigue vigente para la familia de Dios. A El sea la Gloria.

Cambia mi memoria


Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.

Cuando empezamos a caminar con Jesús esta porción resultaba exquisita al oído y nos hace caminar seguros, como hijos de Dios, hijos de luz.

Pero al transcurrir del tiempo una y otra circunstancia nos hace ver que las cosas viejas aún no han pasado y por el contrario, nos impiden caminar con gozo, esperanza y fe; y pensamos qué pasa con la Palabra, o peor aún qué pasa con Dios y sus promesas.

Escuché Palabra del Señor que seguramente El desea que sepas: Es necesario cambiar nuestra memoria. Si. Es que las cosas viejas nos hacen vivir en el pasado. Aquellas cosas que viven en nuestra memoria que nos hacen caminar en medio de temores que impiden iniciar nuevas cosas. Fracasos que estén latentes que no permiten que disfrutemos de los éxitos del presente. Pérdidas financieras de ayer que no dejan valorar las ganancias de hoy, pérdidas de seres que amamos que impiden amar y ser amados…

Necesitamos urgentemente que Dios cambie nuestra memoria. Una y otra vez sea nuestra oración: Cambia mi memoria Señor, hasta el día que veas que las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas como Jesús lo ha decretado para tu vida.

Porque yo se los planes que tengo para vosotros, declara El Señor, planes de bienestar y no de calamidad, para daros el fin que esperáis. Amén.