miércoles, 18 de mayo de 2011

Jesús regresará pronto


En por lo menos una ocasión, he tocado el tema de cómo las potestades de maldad gobiernan, rigen, dirigen u oprimen naciones, ciudades, pequeñas comunidades y las familias, y cómo también vivimos y nos relacionamos bajo su influencia.

Quisiera que este tema fuera parte del pasado, que los hijos del Señor hubiéramos alcanzado la madurez necesaria para que al enfrentarnos con batallas de las tinieblas, tomáramos la actitud adecuada teniendo la certeza que en Cristo Jesús somos más que vencedores.

Como no es así, entonces es bueno que recordemos que Satanás anda como león rugiente viendo a quién devorar y que, por ser los tiempos finales, la persecución, la prueba y la batalla van a ser mayores, con el propósito de derrumbarnos y que no lleguemos a la meta final pero, nunca olvidemos que estamos del lado del Vencedor, Jesucristo Nuestro Señor y siempre nos ayudará.

Quizás los días que hoy vives en nada se relacionan con las promesas de Dios, de tiempos mejores, de tiempos de restitución, sino por el contrario, las promesas no llegan,  constantemente caes en desiertos al extremo de no saber ni quién eres;  La Palabra de Dios que escuchas o lees, no impacta ni tu mente ni tu corazón.

En Oseas 2.14, Dios nos dice claramente que El nos llevará al desierto para hablarnos y para que aprendamos a depender de El.

Es ahora que Dios nos permite que veamos bajo qué potestad hemos caminado porque puede ser que esa o esas potestades sean las que impidan que las bendiciones que Dios tiene sobre tu cabeza no lleguen, bloqueando los cielos que ya están abiertos y urge deshacerse de ellas.

¿Con quién vas a guerrear, con la incredulidad, la amargura o el fracaso, con la enfermedad, el materialismo o cualquiera otra parecida?

No dudes ni vaciles en tomar la autoridad y destruye los planes de maldad de las tinieblas, échalos fuera de tu vida. No te quedes sin lo que es tuyo por desconocer o ignorar que potestad te estorba hoy, reconócela, recházala y espera en El y el Señor hará.

Que nada ni nadie impida tu encuentro con Jesús.  El que ha de venir vendrá y no tardará.

lunes, 2 de mayo de 2011

Confiesa pues no serás avergonzado


Hace algunos días conversando con unas personas, les contaba de las pláticas que he tenido con El Señor Jesús. Me escuchaban asombrados y cuando concluía mi intervención yo misma pensaba, si no tuviera la certeza de haber escuchado Su Voz, no podría hablar con la propiedad que lo hacía pero, qué pensaban los que me escuchaban pues no conocían a Jesús y mucho menos han tenido una relación con El. Por supuesto que les presenté a Jesús, les hablé de Su Reino y de sus añadiduras comparándolas con el mundo de las tinieblas, su príncipe y añadiduras; que solo hay un Salvador, Jesucristo El Señor.

Cuando nos despedimos seguí pensando en aquellas tremendas pláticas que he tenido con El Señor y en lo atrevida que fui al contarle lo que a El digo pero más atrevida al contarles lo que él me dice.
Señor, le dije, seguramente se han de burlar de mi y ahora qué? Si como en otras ocasiones debo esperar con toda confianza pues tengo la certeza que quien me lo dijo fue El y que un poco de tiempo más y veré sus promesas cumplidas porque la fe cree en lo invisible, cree lo increíble y recibe lo imposible.

Al llegar a mi habitación estaba inquieta, puse la televisión en el canal cristiano que estaba y llamó mi atención la voz de una sierva que solamente dijo “por imposible que te parezca tu sueño, nada es imposible para Dios” y terminó el programa.

Mi corazón se quebrantó pues el Señor había visto mis pensamientos y la acechanza del enemigo poniendo duda, pues lo que hemos hablado con mi Señor es tan grande e imposible para los hombres, pero claramente me recordó que, El está en el asunto y que nada es imposible para El, como está escrito.
Dios confirma su Palabra a través de milagros y prodigios y sus respuestas nos sostienen, afirman y alimentan nuestra fe.

Yo se en quién he creído, yo sé en quién he confiado; a Dios sea la Gloria. Amén.

Tiempos proféticos


Todo tiene su tiempo debajo del sol, dice la Palabra del Señor y conforme a los que dicen los siervos del Señor, estos son tiempos proféticos, es decir, tiempos que ya fueron anunciados por El Señor en Su Palabra y por lo tanto tiempo del cumplimiento de lo profetizado.

Por esto es necesario que nos detengamos un momento y analicemos cómo está nuestro caminar. ¿Qué hemos hecho hasta hoy con lo que Dios nos ha dado? Si, no sólo sus dones y sus favores sino sus promesas. ¿Dónde lo hemos puesto a El? Será que delante de nuestras expectativas o detrás de ellas.

Los tiempos son malos dicen muchos, pero otros dicen que son los mejores tiempos. Pues sí,  todo depende dónde esté nuestra mirada.

Los terremotos, tsunamis, guerras, enfermedades incontrolables, las dictaduras opresoras, el narcotráfico, el asesinato y los fenómenos atmosféricos devastadores nos muestran un tiempo de temor y angustia, de desolación. Pero si recordamos que nada nuevo hay debajo del sol para Dios porque el presente ya estaba escrito para El, entonces sabremos que estamos viviendo el mejor tiempo y que un poco más y el que ha de venir vendrá y no tardará.

Sí, saber que todo lo que sucede no es más que el cumplimiento de Su Palabra, pues en Mateo anuncia que todos estos acontecimientos son previos a su venida, nos hace levantar nuestro corazón y nuestra fe pues, así como vemos el cumplimiento de estas tremendas cosas, creemos que veremos también el cumplimiento de sus promesas aquí en la tierra y, como su venida está muy cerca, El acelera los tiempos, de tal manera que cuando El venga no encuentre corazones frustrados sino llenos de amor, gratitud para aquel varón que llevó a plenitud el corazón de aquellos que esperaron confiada y pacientemente en El.

Hoy más que nunca cuidemos nuestro corazón y nuestra mente, impidiendo que Satanás nos robe la palabra, porque eso y sólo eso nos permitirá verla  cumplida. El Señor viene por los más que vencedores y en victoria, en éxito, en plenitud, nos levantará. Los perdedores se quedarán.

Adelante hijos de Dios, El viene pronto.