miércoles, 25 de abril de 2012

Su Palabra y Su Gloria siempre llegan a tiempo



Hace aproximadamente dos meses, recibía una porción de la Palabra de Dios en el momento más oportuno, justamente como lo hace El. Para cada día El tiene la porción adecuada, sólo es de esperar en El, hablarle y otras veces callar para que El hable y todo aquello que diga hecho será.

Insistió mi Señor por varios días en aquella porción sabiendo que es necesario que lo que dice descienda a nuestro corazón y para ello no importa cuántas veces lo tenga que repetir, como el padre insiste a su hijo sobre aquello que necesita saber. Así es que si El Señor insiste en una porción, detente y atiéndelo porque viene bendición a tu vida.

El domingo pasado desde que me senté y escuché la voz del Señor de la boca del pastor, sabía que me hablaba. Era el momento, el tiempo de sellar Su Palabra en mi corazón pues al día siguiente necesitaría de esa convicción.

Entre lo poderoso que dijo el pastor fue: No importa la condición de fe que hoy traigas; si es tan grande como para creer que basta una Palabra del Señor para que todo aquello que necesitamos y esperamos sea hecho como sucedió  con el centurión y su siervo (Mateo 8.5-13), quien buscando a Jesús creyó que en cuanto dijera la Palabra su siervo sanaría y así fue,  o bien cuando la frustración, la tristeza, la tardanza en la respuesta, el miedo o la ansiedad han matado los sueños y la fe y como aquella mujer viuda lleva en un féretro al hijo que era su esperanza de sostén y de honra y desconsolada creía que era el fin de su vida. Pero se encuentra con Jesús y El tocó el féretro y en un instante se levanta aquel muchacho y la esperanza y la fe de aquella viuda se levanta con El. (Mateo 15.1-28)

Si, así es el Dios en el que has creído, El está con nosotros  extendiendo Su Mano de ayuda en los tiempos donde todo va bien y donde pareciera que todo está mal, donde ya no sabemos ni quiénes somos y la fe está como muerto que llevamos cargado en la espalda.

Es impactante, maravilloso ver cómo siempre Jesús nos aparece con las respuestas que esperábamos, con sus deliciosas y poderosas palabras diciéndonos lo cerca que está y el trabajo que hace a nuestro favor.
Solo espera que mañana al levantarse el sol verás la Gloria de Dios en tu vida y con ella la honra del Padre celestial que te ama.

miércoles, 18 de abril de 2012

Jesús, Su Reino y las doctrinas


Caminando por la calle recibí de la mano de un anciano una hoja que al leerla vi que contenía una serie de preguntas sobre un mismo tema, tema que han convertido en doctrina en una congregación o grupo religioso.
En un momento pensé lo bien documentada que estaba y al instante el Espíritu Santo me dijo: Jesús y Su Reino no son doctrina.

Jesús es El Dios viviente que salva, sana, libera y prospera. Jesús es El Redentor, el Camino, La Verdad y La Vida y nadie llega al Padre sin no es por El. El es el Gran Yo Soy, el Alfa y la Omega, El que hizo todo y para quien fue hecho todo, el Todopoderoso, y el Amigo Fiel, el Cordero de Dios, el Altísimo, El omnipotente, El que levanta mi Cabeza y en las alturas nos hace andar. Jesús el Lirio de los Valles, la Rosa de Sarón, el Ángel de Jehová, el que vendrá y no tardará.

El Reino de Dios no  es una doctrina, es el lugar donde fuimos trasladados en un abrir y cerrar los ojos, donde la luz prevalece y no hay tinieblas, donde está todo lo que Dios tiene preparado para sus hijos, es donde se vive bajo la Constitución Espiritual con sus mandatos y leyes apuntados en La Biblia por el Mismo Espíritu Santo para regir la vida del hijo de Dios.

Es el lugar donde Dios nos pone como cabeza y no como cola, donde tenemos el poder de atar y desatar, donde ganamos las batallas, donde bendecimos y somos bendecidos, donde Dios hace a su obrero digno de su salario.

Es donde están los tesoros escondidos y donde Su Palabra los manifiesta, materializándolos para que los usemos aquí en la tierra.

Entonces, Jesús y Su Reino, no son una doctrina, sino una relación.