lunes, 1 de marzo de 2010

JESÚS NOS SOSTIENE


Escuchando un canto antiguo me hizo reflexionar sobre el tiempo que he vivido en Cristo Jesús.

Recordé entonces que han pasado 20 años de aquel día en que tuve mi encuentro con Jesucristo. ¡Que tremenda la forma en que Dios nos sostiene y mantiene de pié! Han sido años de batalla entre la verdad de Dios y las múltiples mentiras de Satanás que envía para desanimarnos.

Hemos pasado por desiertos, montañas, valles, por agua y no nos hemos ahogado, por fuego y no nos hemos quemado. Dios nos ha sostenido.

Pensé inmediatamente en los 20 años que vivió Jacob allá en el desierto en medio de malos tratos, trampas y mentiras de Labán. Con momentos de gran tribulación y opresión al recordar que su hermano lo perseguía para matarlo, reprochándole la primogenitura que el mismo Esaú le había vendido por un plato de lentejas. Sin embargo Jacob recibía victorias de parte de Dios.

Muchas veces, en el transcurso de los años, nuestro corazón se ha sentido tan afligido que creemos estar solos; pero en el momento justo y oportuno aparece nuestro sustentador con pan, agua y vino para darnos fuerzas nuevas y nos toma de la mano para continuar por la senda que ha preparado para los hijos de Dios. Una y otra vez podemos preguntarnos cómo hemos llegado hasta aquí, cómo es que ninguna de las adversidades nos han detenido o nos han dejado tirados en el desierto. Cómo es que no se nos ha ocurrido volver atrás como ha sucedido con tantos.

Realmente solo puede ser el favor del señor. Su amor y su poder nos han sostenido. Su Palabra dice "No te dejaré ni te desampararé" y así ha sido. Hemos tenido grandes victorias en nuestro caminar.

Después de 20 años de batallas, Jacob hace las paces con su hermano y por fin se puede establecer y comenzar la nueva vida en la tierra que amaba y aquel pacto que Jacob había hecho con lo único que tenía, una piedra, ahora se cumplía. Dios lo había escuchado siempre y es un Dios de pactos que no se hace hacia atrás.

Y como Jesús es el mismo de ayer, hoy y por siempre de la misma forma que honró, prosperó y sostuvo a Jacob hasta el final así lo hará con nosotros. Son varios los momentos que no encuentro las palabras para expresar lo que hay dentro de mí hacia el Amado Jesús. Lo amo, lo adoro y limitada es mi expresión para decir lo que El es para mí.
Gracias Jesús por ser mi Dios.

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