martes, 11 de octubre de 2011

LA ESCUELA DEL ALMA


Constantemente estamos escuchando temas o conversaciones sobre lo que está o no bien en cuanto a la forma de vida de las personas de este tiempo. Es muy difícil que las personas comprendan que la vida de los cristianos no puede ni debe parecerse en nada a la vida de aquellas que no conocen a Jesús y más aún a la vida de un nacido de nuevo con el espíritu vivificado por el Espíritu de Dios.

Sin embargo hoy los cristianos están en peligro pues el diablo trabaja para confundirlos haciéndoles creer que muchas de las costumbres, actitudes y actividades del mundo son lícitas para ellos y que no se peca por tener pensamientos modernos pues el evangelio es tradicional.

Vemos con gran preocupación la cantidad de matrimonios cristianos destruirse como cualquier otro, parejas de jóvenes caminar con yugo desigual y queriendo imitar al mundo adoptando la unión libre pues ahora es moda. Los padres de familia callados muchas veces aceptando al mundo en el hogar total, dicen, en sus tiempos de juventud también fueron infieles, adúlteros, desleales; errores o pecado que darán a los hijos días, meses y años de gran dolor y sufrimiento.

El comentario de muchos es qué hacer, si unos dicen que esto es bueno y otros que no. La Palabra del Señor es para todos los tiempos y no cambia. La Biblia sigue siendo la Constitución para todos los que quieran vivir en el Reino de Dios y obedeciendo al  Rey. En ella está el consejo oportuno para los hijos del Rey.

La escuela es el lugar al que asistimos para aprender y dejar la ignorancia en la que se llega y por años  se trabaja en los contenidos para que aprendamos y mejor aún para que alcancemos madurez.

La iglesia es la escuela del alma.  Somos y llegamos ignorantes a ella. Ignorantes de las cosas de Dios, de las cosas de Aquel quien nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable, ignorantes de quién es El.

Dejémonos enseñar por Su Santo Espíritu y no pretendamos que la Iglesia, que la escuela se adapte a los individuos, al mundo y sus corrientes. Entendamos que Dios y Su Palabra es la misma ayer, hoy y por siempre.

El mundo camina en un proceso de deterioro hasta el colapso. La iglesia camina en un proceso de restauración hacia la altura del Varón Perfecto, Jesucristo Nuestro Señor. Escrita está la Ley de Su Espíritu. Todo me es lícito, pero no todo me conviene.

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