lunes, 13 de diciembre de 2010

NO ESTIEMPO DE VOLVER ATRÁS

Hace unos días asistí a una invitación que me hiciera un hermano a un hotel de esos hermosos que hay en Guatemala. En uno de sus jardines se realizaba el culto al Señor bajo una catarata, eso era delicioso. Luego pasamos al salón para la cena. En el fondo una gran orquesta que me sorprendía no saber de ella, de repente suenan las trompetas, platos, tambores y el mundo se plantó en aquel salón. Todos bailaban, reían, coqueteaban y más.

Yo había olvidado que la esposa y las hijas no eran cristianas, ¿pero los demás que eran?

Estuve el tiempo prudencia y cuando iba de regreso pensaba con pena cuán sutil y fácil es volver atrás. ¿Qué pasa, por qué el mundo es tan atractivo? Entonces pensé en el pueblo antiguo; ¿por qué suspirar por el pecado y volver a él?.

El pueblo de hoy como el de ayer vive una gran frustración. Son muchos, pero muchos los hijos de Dios que están en las congregaciones pero su corazón está abatido, cansado, desconsolado, sin fe y temen no poder seguir caminando en el Reino de Dios.

Las promesas del Señor dónde están; las dificultades familiares, laborales, congregacionales se han multiplicado y los problemas son mayores que en Egipto y de una u otra manera están coqueteando con el mundo.

¡Cuidado! No vivas más solo con tu frustración. A tu lado aún está Jesús y está dispuesto a escucharte. No importa cuál sea hoy tu condición, háblale de tu cansancio, temores y dudas, de lo difícil que te resulta ver la prosperidad de los malos mientras tú recibes vergüenza tras vergüenza, al confesar sus promesas y no te llegan.

Jesús te conoce en todo y no te acusa y sería muy triste que en silencio dieras la vuelta suponiendo que Jesús no te escucha o te castigara por tu confusión. Hoy más que nunca El Espíritu Santo ha anunciado que es el tiempo del cumplimiento de promesas, tiempo de honra para aquellos que han sido burla por esperar en El. Jesús no es hombre para mentir y adereza mesa en presencia de tus angustiadores.

Jesucristo espera que le hables con sinceridad, no importa si entre lágrimas y dolor; El es tu amigo fiel, el que ha entregado todo para que a ti no te falte nada. No dudes más de Su Palabra.

Háblale y él te responderá. No es tiempo de volver atrás.

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