lunes, 14 de diciembre de 2009

La Aflicción: Camino a la Honra


Siempre se habla de la batalla que existió entre los dos hermanos gemelos Esaú y Jacob aún, dicen Las Escrituras, en el vientre de la madre (Génesis 25.22)

También es muy común oír calificar a Jacob como “el suplantador” pero un día reflexionaba, analizaba cuán difícil fue el caminar para Jacob. Será que fue su castigo por usurpar? O como escribía en el tema anterior, el camino para el ungido de Dios es angosto?

            Del parto de Rebeca, Jacob era el segundo quien, luchando por la vida, se toma del pie de su hermano para subir del vientre de su madre. Durante su niñez y juventud notó la preferencia de su padre Isaac para Esaú por ser el primogénito y Rebeca con su amor llenaba el corazón de Jacob.

            Había un secreto en el corazón de Rebeca, secreto entre ella y Dios, nadie más lo sabía. Dios había hablado a Rebeca: El mayor servirá a menor. (Génesis 25.23) y ahora era el tiempo de recordar esa promesa. Isaac agonizaba y era la oportunidad de ver el cumplimiento de la promesa. Tanto Rebeca como Isaac habían sufrido de la desobediencia y deshonra de Esaú al unirse con ititas que se burlaban de ellos. En las manos de Esaú peligraba la tribu. Por esto y más Rebeca amaba a Jacob. (Génesis 25.28-29

            Cuenta la Biblia que Esaú sale al campo en busca de comida para el padre y es cuando Rebeca inicia un plan para que sea Jacob quien reciba la bendición en lugar de Esaú sin importarle las consecuencias (Génesis 27.13)

            De aquella decisión rebeca nunca más vio a Jacob pues este tuvo que huir de la presencia de su hermano y quedarse sin nada. Para qué entonces la primogenitura y la bendición?

            Más adelante Jacob se encuentra con un hombre que lo engañó, explotó y hasta lo persiguió para matarlo. Su tío Labán. En medio del desierto muere Raquel, la mujer que amó y por quien trabajó y toleró los abusos de Labán quedándose con José y Benjamín en su vejez, amándolos más que a sus otros hijos, provocando en estos rechazo, envidia y desamor para José, al extremo de sufrir por muchos años, el dolor de ser engañado una vez más, ahora por sus hijos quienes dijeron que José había muerto. Si, el hijo de su vejez y recuerdo de su amor.

            Mas Dios no se olvidaba de sus promesas y como está escrito: Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová. Así aconteció a Jacob en todas las batallas, Dios le da la victoria.

            Dios cumple la promesa a Rebeca. (Génesis 46.3 y 7) y Jacob se multiplicó; sus hijos fueron las cabezas de las tribus de Israel y que no decir de José. Dios honró a Jacob y pudo olvidar el dolor y sufrimiento que vivió en su caminar a la meta.

            La bendición de la primogenitura lo llevó a la meta y a cumplir con el propósito para el cual había sido escogido.

            No importa cuál afligido estés hoy; de todas te sacará el Señor y te honrará, te pondrá en alto, tus hijos disfrutarán del cumplimiento de las promesas que Dios te ha dado porque El es Fiel.

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