Las pequeñas zorras se meten a nuestro campo y no nos damos cuenta en qué momento destruyen nuestra viña. Muchas veces lo vamos a notar hasta que están secas, amarillentas y quebradizas nuestras matas.
Quizá el deleite en las cosas o los campos de alrededor han robado tu mirada y tu viña descuidaste, como le sucedió a la Sulamita y buscas fruto y ya no hay o el que queda es el amargo silvestre que no quieres probar pues el injerto con la verdadera hace algún tiempo se perdió y te sientes triste, desolado y avergonzado.
Hoy es el tiempo, dice el Señor, que recuerdes que siempre tengo oportunidad nueva para ti, toma tu herramienta y vuelve al campo a trabajar; vuelve a pisar la tierra; deshazte del piedrín, corta de tajo la maleza y con ella el fruto silvestre porque èsto no te daría vino fino, abona y remueve con alegría porque semilla nueva tengo para ti.
La lluvia se acerca y regará a tiempo y en unos días, tus compras florecerán y no temas porque en esta cosecha será restituído el tiempo, como a mi siervo Job, y todo lo devastado por el saltón, la oruga, el revoltón y la langosta y no serás más avergonzado pues has confiado en Mi.
El que tiene oídos que oiga dice el Señor.
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