viernes, 12 de febrero de 2010

Todo tiene su tiempo

La Palabra de Dios dice en Eclesiastés 3.1: Todo tiene su tiempo y todo lo que  se quiere debajo del cielo tiene su hora.

Jesús lo sabía muy bien y aunque hubo situaciones dolorosas, extremadamente difíciles, que se pudo evitar, no ha habido valiente como El sobre la tierra, ni hombre que tenga tan claro su diseño y propósito en el paso por la tierra. Por eso Jesús le puso todo el amor al Plan de Salvación y redención donde El sería el protagonista, viviendo paso a paso el tiempo y la hora debajo del cielo hasta llegar al final.

En Mateo 16.21 está escrita la conversación de Jesús con sus discípulos donde decía que era necesario ir a Jerusalem, aún cuando sabía lo que iba a padecer de los ancianos, de los principales sacerdotes, escribas, del pueblo romano pues lo querían matar. ¿Por qué entonces Jesús quería volver a Jerusalem? si aún el grupo de sus acompañantes tenían expectativas diferentes a las de El y muchas veces tampoco lo entendían.

Jesús sabía lo que le esperaba, así lo dice en Juan 3.14 y 15 y Juan 12.32 y 33. Y si tenía una aflicción Jesús, de la cual se podía librar, pero pesaba más su amor a la humanidad que allá en el Getzemaní, en medio de lágrimas y sangre de angustia aceptó la voluntad del Padre y fue llevado para ser levantado en una cruz, como se levantaban en un madero a todos los enemigos de Dios. Según Josué 8.29 y 10.26 eran Malditos. Esa era la angustia de Jesús.

Sin embargo Jesús sentía la urgente necesidad de volver a Jerusalem. ¿A qué? ¡A Resucitar!. No veía Jesús los momentos crueles que lo esperaban sino la Gloria de volver al Padre después de cumplir con el propósito por el cual fue enviado. No hubo nada ni nadie que pudiera sacar a Jesús de su propósito y diseño. Jesús el Cordero de Dios para Salvar las almas de la muerte eterna, reconciliándolas con el Padre.

¡Tenía que resucitar!, de lo contrario vana sería nuestra fe. Su resurrección era el principio de una nueva generación de hijos de Dios. Hombres y mujeres que sin ver creyeron, la generación celestial, aquella de la que Dios habla a Abraham: Tan grande como las estrellas del cielo.

Hoy Jesús está sentado a la diestra del Padre y Su Nombre es sobre todo nombre y sólo en El hay Salvación.

Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Espera confiadamente en el Señor. El hará. Las aflicciones de este tiempo en nada se comparan a las glorias venideras.

jueves, 4 de febrero de 2010

El Señor derribará a nuestros enemigos

En Lucas 9.58 está escrito: “Más el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.” Este verso me inspiró a escribir en este espacio pues, ahora somos ese cuerpo donde Jesucristo pone su cabeza y delega así su autoridad sobre nuestros hombros para nuestra vida personal y ministerial con el fin de que Su Plan de Salvación y Redención llegue a todo pecador. El es la Cabeza, nosotros el cuerpo, Su Iglesia. (Colosenses 1.18)

Desde el principio de la humanidad Dios establece en Génesis 3.15, que habría un enemigo de esa Cabeza que mordería el talón del pie de Su Cuerpo; lo que se traduce al impedimento que pone Satanás para que el evangelio (pies) no llegue a todo el mundo, pero que Dios ya decretó que de la simiente de la mujer, Jesucristo heriría en la cabeza al enemigo, lo aplastaría con su pie; Por medio del Evangelio y La Palabra, así Dios ha prometido herir la cabeza de nuestros enemigos (Salmo 68.21) y vemos cómo David con la unción dada por El, hiere a Goliat en la cabeza con una piedra (la Palabra) y con él, caen todos los pensamientos de maldad contra el pueblo de Dios. Vemos a Abimelec que fue herido en la cabeza por un pedazo de piedra de un molino de trigo (Palabra) pues se había levantado contra sus hermanos, matando a los 70, causándole gran dolor a su padre. Abimelec deseaba quedarse solo para no tener competencia por el trono. Jueces 9.53 y 56.

El terrible general Sísara quien al final huye a pie, llegando a un lugar donde pide agua a una mujer, ésta le ofrece de una leche que bebía la nobleza y los hacía dormir. Sísara se adormece y la mujer toma una estaca y con un martillo le atraviesa una de las sienes.

Y qué decir de las ramas que traspasan la cabeza de Absalom; árbol que tenía vida para derrumbar a aquel que se levantó en contra de su padre, el Rey de Israel.

Es que la Palabra desmenuza los pensamientos de maldad que el enemigo pone en nuestra mente. La mente es un campo de batalla entre los pensamientos de bien de Dios y los pensamientos de mal del enemigo.

Dios ha decidido que este 2010 sea el tiempo de liberación para toda mente cautiva por cualquier inmundo que haya robado la paz, la salud, la prosperidad, la esperanza y la fe a sus hijos.

Hoy derrama unción fresca que pudre yugos de esclavitud y desmenuza pensamientos enemigos de Dios.

El Señor hará hazañas a nuestro favor, tan solo espera en la única cabeza del Cuerpo de Cristo, el mismo Jesucristo.

jueves, 14 de enero de 2010

Jesucristo es Tu Salvador


En la Biblia aparece una plática entre Jesús y Pedro donde El Señor explica a Pedro que aquello que hoy no logra entender más adelante lo entenderá. Que verdad.

Cuando llegamos al evangelio muchas cosas nos sorprenden, asustan y hacen sentir inútiles e ignorantes y a la verdad esos somos pues nada sabemos del Señor.

Además, las cosas del Señor son tan grandes que a nuestra mente finita resultan inalcanzables e ilógicas por supuesto y sólo la fe que Jesucristo ya puso en nosotros nos hace creer que serán posibles.

Sin embargo al transcurrir el tiempo, cuando más traiciona el razonamiento y viendo y viviendo momentos grandes de milagros y prodigios, cosas nuevas, revelaciones frescas, nos confundimos, el entendimiento se entorpece, se embota y nos anula al extremo de no saber quiénes somos, entonces es cuando necesitamos hacer lo que Dios dice en Jeremías 6.16 porque urge a la vida, echar fuera la tribulación y la angustia que enferman a la fe y empezar de nuevo, si es necesario.

Pero, ¿cómo hacerlo? Volvamos al principio de nuestro caminar con Cristo. ¿Qué hacíamos entonces? ¿Cómo y cuáles fueron nuestras sendas antiguas? ¿Qué es lo que dice la biblia respecta a lo que nos sucede?

Basta ya de analizar y querer encontrarle salida a las situaciones de acuerdo a nuestros pensamientos, como decía David, recordemos los favores de Dios, de cómo nos sacó de aquellas situaciones que fueron tan difíciles como las actuales, dándonos siempre la victoria. Entonces nuestra fe se alimenta, vigoriza y volvemos a ser y a vernos nosotros mismos como los hijos del Poderoso de Israel.

La Palabra es la misma ayer, hoy y por siempre y Dios nos dice como le dijo a Pedro: Lo que hoy no entiendes más adelante lo entenderás. Lo importante es que Jesús está a tu lado y no dejará que tu pie tropiece. Aunque hoy estés aprisionado y confundido y no le encuentras salida a las situaciones, sólo esfuérzate para seguir caminando que sólo un poco más y verás que Dios ya tenía todo resuelto.

Si Jesucristo dice que estará con nosotros todos los días de nuestras vidas, ¡Así Es!
Si Jesucristo dice que no seremos avergonzados los que en El hemos confiado, ¡Así Es!
Si Jesucristo dice que somos cabeza y no cola ¡Así Es!
Si Jesucristo dice que tiene planes de bienestar y no de calamidad para nosotros ¡Así Es!
Porque él no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse de lo que te ha prometido. Jesucristo es Tu Salvador.


lunes, 28 de diciembre de 2009

Eres diseño de Dios


En el capítulo 12 de 1ª. Corintios, Dios habla sobre los dones espirituales y cómo cada uno pasamos a ser parte de su cuerpo, no importando a que miembro pertenezcamos, sólo espera que funcionemos en unidad. Por eso este capítulo me enseñó desde un principio en mi caminar con Cristo, a amar y respetar a las hijas de Dios sabiendo que El es quien les da los dones y los ministerios.

Con razón en Efesios 4.11 dice que El mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas; a otros evangelistas; a otros pastores y maestros pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que viviéramos entre ellos (Efesios 2.10)

Podemos estudiar a través de estos versos que Dios tiene un diseño personal para cada hijo y que al estar metidos trabajando y viviendo en éste vamos a recibir la recompensa que Dios ha preparado para el que le cree y le obedece.

En la Biblia podemos encontrar hombres y mujeres que vivieron la bendición de caminar conforme al diseño de Dios.  Indiscutiblemente en el camino se encontraron son muchas circunstancias con muchos obstáculos que se oponían a que llegaran al cumplimiento de su propósito pero con todo eso, vamos a sobrepasar los obstáculos únicamente por medio del Espíritu Santo.  Para El no existen las limitaciones y nos hace ilimitados.

Si cada uno somos diseñados por Dios, si a cada uno el Señor nos da un trabajo en su obra para que accionemos de acuerdo a nuestro diseño no podemos dudar que sí hay un  lugar dónde trabajar con pasión para tu Dios y los suyos; viene el día en que todo lo que hagas será para El y eso te dará la satisfacción que hasta hoy no has logrado.

Recordemos a Moisés a quién Dios había diseñado para sacar a un pueblo de un mundo de pobreza, opresión y enfermedad a una tierra de abundancia y aunque Moisés se sintió incapaz de enfrentarse al Faraón por el poder de Egipto y las debilidades de Moisés, el Señor lo respaldó en todo momento para que el diseño en Moisés favoreciera al pueblo y diera Gloria al Dios de los hebreos. No importó la comodidad y eminencia en la que creció, mientras estuvo en el palacio junto al Faraón y su “madre” egipcio que lo amaba profundamente; entre riquezas servidumbre y fama, llegó el momento de cumplir con aquello para lo cual había sido diseñado.

Así David, aunque era el pastorcillo, el sirviente, llegó el día de la manifestación de su diseño: Rey de Israel y el Cantor y adorador de Dios.

Sansón, diseñado por Dios para vencer a los filisteos, aún en el último momento cumplió y no falló a su diseño.

Dios nos ha diseñado para algo especial en Su Reino, en su obra, en sus sueños, porque El tiene planes de bienestar para nosotros para que alcancemos el fin que esperamos.

Si aún no sabes cuál o cómo es tu diseño pregúntale al Espíritu Santo para que su respuesta te haga vivir realizado.

martes, 22 de diciembre de 2009

Levántate, sigue la carrera


El domingo recién pasado tuve la oportunidad de visitar una congregación muy grande a la que pertenecí por algún buen tiempo. No puedo olvidar que cuando llegué a ese lugar mi fe estaba enferma porque había vivido una etapa donde todo lo que me sucedía era lo contrario a lo que el Señor me había prometido.  Durante aquel tiempo Dios solo hablaba, a través de varios pastores de fe y fe, mas fe; no cabía la duda que El me había llevado a ese lugar para restaurar, fortalecer y accionar mi fe.

Cuando tuve que moverme de esa congregación mi mente y corazón habían sido renovados. Cada vez que puedo la visito, he recibido tanto allí.

Ingresé al templo, creí que había llegado muy temprano pues había muy pocos hermanos. Esperé poco para ver el inicio del “Culto al Señor” y solo estaba el 5% aproximadamente de la congregación y al terminar apenas era el 10%.

¿Qué pasó con los miles que llenan el templo? Es que el pastor general no iba a predicar, no estaba; entonces al 90% que faltaba no les interesaba lo que otro pastor dijera como si Dios no iba a hablar a través de éste lo que tenía preparado para sus hijos.

¿Qué nos pasa? ¿Acaso no al principio de nuestro caminar con Jesús en todo queríamos oír su voz y su Palabra?

Recordé entonces Apocalipsis 2.4, una porción sobre la cual mi pastor había predicado por varios días y que a veces creemos ingenuamente  nunca va a suceder.

Ya Pablo en 1ª. Corintios 9.26-27 habla de la responsabilidad que sentía de no quedarse sentado a la vera del camino viendo pasar a los que no se cansaron, no se rindieron, que probablemente resbalaron, tropezaron, se hirieron, sufrieron sed, deshidratación, codazos, empujones de los que los rodean; el sol que quema, el aire que falta, los vientos contrarios que se vuelven resistencia al competidor pero no los detiene nada, van hacia la meta, a terminar la carrera, a recibir la corona incorruptible.

Corremos el peligro hermanos, de descuidarnos, de acomodarnos en nuestra carrera y lo peor, perder el primer amor, al que nos llamó para correr con El esta carrera.

La vida es esa carrera en la que vamos experimentando diversas etapas, recibiendo galardones según la prueba vencida pero también un abastecimiento que solo el amor, el poder y el cuidado que la mano de Jesucristo nos puede dar.

El es el agua que quita la sed y el pan de vida. Pablo nos aconseja en Filipenses 3.13-14 proseguir a la meta para poder decir al final de la vida como dijo Pablo: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 2ª. Timoteo 4.7

lunes, 14 de diciembre de 2009

La Aflicción: Camino a la Honra


Siempre se habla de la batalla que existió entre los dos hermanos gemelos Esaú y Jacob aún, dicen Las Escrituras, en el vientre de la madre (Génesis 25.22)

También es muy común oír calificar a Jacob como “el suplantador” pero un día reflexionaba, analizaba cuán difícil fue el caminar para Jacob. Será que fue su castigo por usurpar? O como escribía en el tema anterior, el camino para el ungido de Dios es angosto?

            Del parto de Rebeca, Jacob era el segundo quien, luchando por la vida, se toma del pie de su hermano para subir del vientre de su madre. Durante su niñez y juventud notó la preferencia de su padre Isaac para Esaú por ser el primogénito y Rebeca con su amor llenaba el corazón de Jacob.

            Había un secreto en el corazón de Rebeca, secreto entre ella y Dios, nadie más lo sabía. Dios había hablado a Rebeca: El mayor servirá a menor. (Génesis 25.23) y ahora era el tiempo de recordar esa promesa. Isaac agonizaba y era la oportunidad de ver el cumplimiento de la promesa. Tanto Rebeca como Isaac habían sufrido de la desobediencia y deshonra de Esaú al unirse con ititas que se burlaban de ellos. En las manos de Esaú peligraba la tribu. Por esto y más Rebeca amaba a Jacob. (Génesis 25.28-29

            Cuenta la Biblia que Esaú sale al campo en busca de comida para el padre y es cuando Rebeca inicia un plan para que sea Jacob quien reciba la bendición en lugar de Esaú sin importarle las consecuencias (Génesis 27.13)

            De aquella decisión rebeca nunca más vio a Jacob pues este tuvo que huir de la presencia de su hermano y quedarse sin nada. Para qué entonces la primogenitura y la bendición?

            Más adelante Jacob se encuentra con un hombre que lo engañó, explotó y hasta lo persiguió para matarlo. Su tío Labán. En medio del desierto muere Raquel, la mujer que amó y por quien trabajó y toleró los abusos de Labán quedándose con José y Benjamín en su vejez, amándolos más que a sus otros hijos, provocando en estos rechazo, envidia y desamor para José, al extremo de sufrir por muchos años, el dolor de ser engañado una vez más, ahora por sus hijos quienes dijeron que José había muerto. Si, el hijo de su vejez y recuerdo de su amor.

            Mas Dios no se olvidaba de sus promesas y como está escrito: Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová. Así aconteció a Jacob en todas las batallas, Dios le da la victoria.

            Dios cumple la promesa a Rebeca. (Génesis 46.3 y 7) y Jacob se multiplicó; sus hijos fueron las cabezas de las tribus de Israel y que no decir de José. Dios honró a Jacob y pudo olvidar el dolor y sufrimiento que vivió en su caminar a la meta.

            La bendición de la primogenitura lo llevó a la meta y a cumplir con el propósito para el cual había sido escogido.

            No importa cuál afligido estés hoy; de todas te sacará el Señor y te honrará, te pondrá en alto, tus hijos disfrutarán del cumplimiento de las promesas que Dios te ha dado porque El es Fiel.

martes, 8 de diciembre de 2009


En este tiempo es muy bueno recordar algunas porciones bíblicas que talvez en aquellos tiempos no se habían hecho vida en nosotros.  Muchas veces escuchamos hablar del camino angosto que el cristiano tenía que recorrer para alcanzar la meta en el Reino de Dios, pero es hasta ahora que realmente te sientes caminar en él. Mt 7.13-14.

Caminar conforma a la Palabra de Dios no es fácil. Primero porque somos muy analistas y razonadores y luego porque todo lo queremos en nuestro tiempo y a nuestra manera.  Así como la Biblia dice que hay dos caminos, también dice que hay cuerpos celestiales y cuerpos terrestres que sin duda reflejan dos formas distintas de vivir.

Unos caminarán por fe, en la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve y otros caminarán por vista. Unos en un camino ancho, visible, donde todo es fácil y…”a donde va Vicente, va toda la gente” y otros el angosto donde muchas veces hay que caminar solo, en medio de espinos, baches, piedras que quieren hacer el caminar inconstante, fatigoso, inseguro y lento.

El camino al monte Moriah que Abraham recorrió, creyendo que su Dios proveería el cordero, fue cuesta arriba, en medio de piedras, escombros, abrojos y un gran dolor; obstáculos que podrían desanimar a Abraham y no se cumpliese el propósito de su vida y no ser el Padre de la fe.

El caminar que Moisés recorrió una y otra vez hasta el palacio del Faraón para llevar el mensaje de salvación que Dios le había dado para su pueblo y que el Faraón debía atender, fue en medio de peligro de muestre, burlas, insultos y amenazas, dando Faraón todo lo contrario al pueblo de Dios y provocando una desconfianza de los hebreos hacia Moisés; el salvador.

Todo era muy negativo y difícil para Moisés. Los hebreos no creían ni a él ni a Dios.

Claramente nos dice el Señor: En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16.33.

Como él venció, nosotros venceremos. Ir en el camino de Dios, en medio del mundo, trae aflicción, abandono, soledad porque muy pocos van a entender tu caminar y muchas veces la victoria es en secreto entre Dios y el vencedor. Para muchos Jesús fue crucificado y allí muere su historia. Pocos somos en el mundo  los que sabemos su victoria pues ¡Resucitó! Y ha sido exaltado a lo sumo y está sentado a la diestra del Padre y no hay otro nombre en el que haya salvación y juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino. 2ª. Timoteo 4.1.

Su Nombre es sobre todo nombre. Es el hijo de Dios. Bueno es entonces recordar, que en nuestro caminar, muchos estarán a la orilla, viéndonos pasar. No esperes aplausos ni ovaciones porque, aunque es una carrera como dice el Apóstol Pablo, el que da los galardones no es el hombre natural, sino Dios que ha puesto el camino y la meta final.