jueves, 24 de septiembre de 2009

Todo cambiará

Hoy es un buen día para reflexionar si alguna vez hemos sido capaces de vernos interna y externamente, pero con honestidad; de tal manera que no vivamos mas años engañados, perdiendo oportunidades, bendiciones y recompensas de Dios a causa de ignorar nuestra condición.

La sociedad convulciona a causa de aquellos que la formamos, estemos en este estado por lo que es urgente que nuestra vida tome un giro sustancial, lo que conseguiremos, si y solo sí, le presentamos nuestra desequilibrada condición al Salvador. Jesucristo Nuestro Señor, esa condición de pecado, de esclavitud, cautividad, enfermedad, escasez o pobreza ya que esta condición interna se refleja en nuestro exterior y afectamos positiva o negativamente nuestro entorno.

David, el ungido de Dios, una vez fue un muchacho, el más pequeño de varios hermanos y el mandadero de estos y talvez no muy amado ni apreciado por su padre. Pero Dios tenía planes para él.

A pesar de ser el ungido de Dios, el valiente que un día venció al gigante y experto guerrero Goliat (1 Samuel 17), ahora es perseguido por el rey Saúl, quien siente rechazo hacia David, pues le resulta imposile que aquel muchaco pudiera ser el escogido para rey de Israel y emprende una persecución para matar al ungido de Dios (1 Samuel 21) Cómo sería el ambiente? Guerra.

Podemos leer en 1 Samuel 22 cómo David llegó a sentirse cansado, afligido, asustado y huye a esconderse en la cueva de Adulam, lugar donde encuentra a 400 hombres afligidos, amargados de espíritu. Por algun tiempo se quedó allí y lo nombraron jefe, hasta que un día recibe consejo de Dios y sale de la cueva con esos centenares de hombres que se convierten en el ejército de David, guerreros fuertes, valientes, diestros con las arma, con el rostro cambiado, lo que invitaba a otros grupos del desierto y por donde pasaban a agregarse.

En repetidas ocasiones David tuvo oportunidad de destruír a Saúl, pero Dios nunca se lo permitió pues aquel muchacho esperaba la dirección de su Dios y el Señor ya tenía planes para Saúl.

Cuántas veces nos ha tocado vivir circunstancias similares, problemas, situaciones, sentimientos que nos persiguen, nos roban la paz, nos ponen inseguros al extremo de olvidar quiénes somos, perdemos la identidad y resultamos en cuevas escondidos no solo de los enemigos sino de nosotros mismos por no saber qué hacer.

La inseguridad es un trabajo del enemigo, para hacerte olvidad quién eres y el propósito de tu vida. La Biblia tiene anotadas todas las buenas Nuevas para anunciarte que hay uno que vino a salvar, sanar, liberar y prosperar la vida de todo aquél que en él crea y aquella imagen desequilibrada que hay en el ser humano, sea transformada en una equilibrada con gozo, paz y justicia que pueda impactar el medio o sociedad donde vivimos, porque Jesús transforma .

El ha venido a darle vida a nuestro espíritu, a resucitarnos, a restaurar, sanar y liberar nuestra alma y cuerpo, a restituír el tiempo que se comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta. Si, todo el tiempo perdido en intentos y fracasos, El lo va a restituir y te va a honrar porque con Jesús hay nueva vida. Dios tiene planes de bienestar para tu vida y no de calamidad. Espera en El y El hará.

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