En paz me acostaré y así mismo dormiré porque solo tú Señor me haces vivir confiado. (Salmo 4.8)
Puedes deleitarte hablando con él de todo lo que tus sentidos percibieron del mundo y aun de los temores y miedos que te pudieran provocar el caminar en él pues su presencia hará que te sientas bienaventurado por estar en el Plan de Salvación y Redención.
Jesucristo es tu Salvador, el que te salva no sólo de una muerte eterna al final de tu vida terrenal, sino te salva de todo aquello que quiera impedir que empieces a disfrutar de la vida eterna que desde el día que lo reconociste inició aquí en la tierra.
Jesucristo no sólo es el Salvador de tu alma, lo es de tu ser completo. El es tu sanador, libertador, proveedor, escudo y justicia, el que te amamanta, el camino, la verdad y la vida por lo que en Su Nombre puedes entrar confiadamente hasta el trono donde está sentado el Padre y saber que todo lo que le pidas en Su Nombre, él te lo dará.
Jesucristo es el camino al Padre y él te enseña a comunicarte y amarlo para que te sientas cubierto, respaldado, consolado y fortalecido por él.
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