jueves, 24 de septiembre de 2009

No te preocupes, Jesús está en la Barca

El Mundo con razón teme que las cosas le salgan mal. Mas los hijos de Dios tenemos Su Promesa y estar con nosotros todos los días de nuestra vida (Mt. 28.20) y esa Palabra es permanente y suficiente para destruir toda tormenta temporal.

En Marcos 4.35 podemos leer cómo Jesús y sus discípulos iban en una barca con un propósito, con un destino: El otro lado del lago. Pero en medio del camino se levantó una gran tormenta y vientos fuertes que chocaban contra la barca, sacudiéndola, inundándola. Los discípulos se atemorizaron, se llenaron de miedo, luchaban con sus propias fuerzas para no hundirse hasta que hablaron a Jesús, que reposaba en medio de ellos. Podemos decir que gritaron para despertarlo pues el estruendo de los rayos, los vientos, los golpes eran tan fuertes, tan fuertes que los turbaban y afligían.

La barca en la que tú y yo vamos es semejante a ésta de las escrituras. Vamos a navegar muchas veces rodeados de tempestades, vientos contrarios, problemas, enfermedad, envidias, escasez, enfermedades que logran desestabilizarte, logran golpear tu barca, levantar pleitos y acusaciones entre los que van en la barca pero espera, allí va Jesús, tu Salvador y basta con una sola palabra suya para que todo aquello que aflige tu vida, sea detenido y la calma, la paz, la esperanza y la fe surjan. Jesús se levantó en aquella barca y dijo la tempestad ¡cállate, enmudece! y ésta obedeció.

Hoy tengo buenas noticias para ti: Jesús está a tu lado y no te ha dejado. La tempestad, los vientos que te han rodeado te han hecho olvidar que El está allí pero basta sólo una palabra de Jesús para que seas salvado. No hay nada ni nadie que pueda interrumpir tu destino. La voz de Dios, Su Palabra es más poderosa que cualquier tormenta. Él es la salvación de tu barca. Y en el nombre de Jesús y yo declaro su palabra y le ordenó a todo lo que agobia tu vida ¡calla y cálmate! porque nada ni nadie detendrá lo que Dios va a hacer contigo y para ti: llegar hasta el otro lado y allí serás el instrumento que Dios ha escogido para darle ánimo y levantar las manos del que esté cansado y abatido. Tendrás la autoridad para calmar y callar las tempestades de otros. Yo te bendijo y asperjo la sangre de Jesús en tu vida. Amén.

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